ANGRA DOS REIS, Brasil (AFP) - Tras la tragedia de dos deslizamientos de tierra en el municipio de Angra dos Reis (sur del estado de Rio de Janeiro), que dejaron al menos 44 muertos, la población continúa preocupada este domingo ante la posibilidad de nuevos derrumbes en áreas de riesgo, adonde viven más de 35.000 personas.
El viernes, la incesante lluvia provocó dos impresionantes deslizamientos de tierra y vegetación nativa que dejaron al menos 29 fallecidos en la turística Ilha Grande y otros 15 muertos en el centro de la ciudad de Angra (150 km al sur de Rio de Janeiro, sobre el continente).
Unos 200 socorristas con perros se encuentran trabajando en las zonas afectadas, en un operativo que puede llevar varios días más. Sin embargo, a medida que pasan las horas las posibilidades de rescatar personas con vida van disminuyendo.
El estado de Rio de Janeiro registra desde el miércoles un total de 66 fallecidos en distintos deslizamientos de tierra e inundaciones, y más de 4.000 personas debieron abandonar sus casas, según la Defensa Civil.
"Unas 35.000 personas en el centro de Angra viven en laderas", áreas de riesgo de nuevos derrumbes, declaró el alcalde de Angra dos Reis, Tuca Jordao, en conferencia de prensa.
"Este verano será un verano de alto índice pluviométrico (...). A la población de Angra dos Reis: por favor, ante cualquier señal de lluvia" deben abandonar sus casas, afirmó Jordao.
Las autoridades prevén que unas 400 casas en todo el municipio sean demolidas o prohibidas de habitar, ya que se encuentran en áreas de riesgo.
"No se puede bromear con el suelo. Con la naturaleza no se bromea. Nuestro problema es la lluvia y no se pueden ocupar los morros de esa manera", afirmó el gobernador del estado de Rio, Sergio Cabral, durante su visita a las áreas afectadas.
Como medida de prevención, Jordao solicitó también que las centrales nucleares Angra I y II dejen de funcionar: "No hay problemas operacionales en las usinas Angra 1 y Angra 2 (...) pero si siguen deslizándose laderas necesitaremos cerrarlas".
La ruta entre el puerto paulista de Santos y Rio de Janeiro, una de las principales rutas de fuga en caso de accidente nuclear, se encuentra parcialmente bloqueada ante el riesgo de derrumbes sobre la pista.
Para Jordao, sería prudente interrumpir el funcionamiento de las centrales ya que en caso de emergencia en las usinas no habría cómo evacuar la ciudad.
La playa de Bananal, en Ilha Grande, fue el área más afectada por las lluvias cuando en la madrugada del viernes la ladera de uno de los cerros se desprendió completamente, dejando 29 muertos y seis heridos.
El alud de tierra, piedras y vegetación nativa cayó sobre parte de la posada de lujo Sankay -donde habría unas 40 personas- y también sobre varias casas alquiladas por turistas para las celebraciones de Año Nuevo.
Los trabajos de los socorristas fueron retomados en la mañana de este domingo, luego de ser interrumpidos a la medianoche debido al cansancio de los equipos.
El escenario desolador se apoderó de la paradisíaca Bananal, ubicada en una ensenada de agua cristalina que la hace una de las playas más bonitas de Ilha Grande, uno de los destinos favoritos de turistas extranjeros y nacionales.
En el continente, en el centro de la ciudad de Angra dos Reis otro deslizamiento enterró varias casas, dejando un saldo de al menos 15 muertos, según Defensa Civil.
A su vez, la localidad de Vila Velha, barrio de la ciudad de Angra, está aislada desde hace tres días, sin agua ni electricidad, informó la oficial Agencia Brasil. La carretera que comunica con el centro está cortada por los derrumbes de tierra, y la única forma de traslado es en barco.
Como se trata de un terreno rocoso, en el que la vegetación nativa desarrolla raíces pequeñas y la sierra tiene una inclinación pronunciada, el suelo resulta muy inestable. La ocupación de ese terreno aumenta aún más el riesgo de accidentes.
En diciembre de 2002 una fuerte tormenta ya había dejado 40 muertos en Angra dos Reis, y las operaciones de socorro duraron tres meses.
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