[Valid Atom 1.0]

quarta-feira, 30 de março de 2011

#japon «Otro Fukushima es posible»


Tras la reciente catástrofe, el miedo impera entre los vecinos de Kariwa, la mayor central nuclear del mundo

Día 30/03/2011 - 03.32h

Se acerca abril y en Japón empiezan a florecer los cerezos. Pero la estampa en Kariwa, un pequeño pueblo costero al noroeste de Japón, dista mucho de las postales primaverales con árboles cubiertos de pétalos blancos que abundan en Tokio o Kioto. Kariwa vive a la sombra de la mayor central nuclear del mundo en producción de electricidad. Capaz de generar 8.212 megavatios/hora y dar luz a 16 millones de hogares, sus chimeneas y torres de vapor se ciernen amenazadoras sobre las casas de los 5.000 vecinos de Kariwa. Aunque la planta atómica da trabajo a muchos de ellos, ha cundido el miedo por las fugas radiactivas de Fukushima.

Construida junto al mar pese al riesgo de tsunami, la central de Kariwa está expuesta a terremotos como el que sacudió a la costa de Chuetsu el 16 de julio de 2007, de 6,8 grados de magnitud. Con el epicentro situado a sólo 22 kilómetros, el potente seísmo afectó a sus reactores. Tras varios días ocultando información, Tepco, la misma compañía eléctrica que gestiona la planta de Fukushima, se vio obligada a reconocer un grave vertido radiactivo al Mar de Japón. Desde entonces, tres de sus reactores (2, 3 y 4) permanecen detenidos por posible riesgo de fugas, pero los otros cuatro funcionan a pleno rendimiento.

«Lo mismo que ha ocurrido en Fukushima puede pasar aquí mañana», se lamenta Chie Takakuwa, una profesora de matemáticas jubilada que lleva años recopilando estadísticas sobre las enfermedades en Kariwa. «Los índices de mortalidad se disparan por cáncer de estómago, pulmón e intestino», explica con los datos oficiales en la mano que ha conseguido a través de un concejal independiente.

A su lado, Kumi Ito, otra maestra de 64 años, asegura que «cuando se publicaron las últimas estadísticas oficiales en 2007, éste era el pueblo con más cáncer de Niigata junto a Agamachi, seriamente castigado por la contaminación de las industrias pesadas y por la enfermedad de Minamata». Así se conoce a las horrendas malformaciones que, también en Japón, causó en los años 50 la corporación química Chisso por verter al mar grandes desechos de mercurio que se acumularon en los peces y luego pasaron a la cadena alimentaria.Chie Takakuwa y Kumi Ito temen ahora que un mal semejante se esté larvando en las centrales nucleares niponas. «En Kashiwazaki han aumentado los casos de síndrome de Down entre los hijos de los trabajadores de la planta atómica», apunta una.

Como es muy difícil demostrar la relación entre estas enfermedades y las centrales, el Centro de Información Nuclear a los Ciudadanos —una ONG que lucha contra la energía atómica desde 1975— exige más transparencia a las compañías eléctricas niponas.

Entre las casitas de madera de pescadores y las granjas de melocotones, Tepco ha construido un moderno centro social, un colegio y un parque que son la envidia de los pueblos de alrededor. De la factura de la luz, que asciende a unos 240.000 yenes (2.070 euros) anuales, devuelve a cada familia 18.000 yenes (155 euros) para hacer más llevadera su proximidad a la central. Y las casas situadas bajo el tendido eléctrico de las torretas de alta tensión reciben generosas sumas de dinero a modo de compensación. Con la mayor central atómica del mundo, Kariwa es un pueblo más rico y desarrollado, pero sus cerezos ya no florecen tan blancos cuando llega la primavera.

El Gobierno podría nacionalizar TEPCO








LAST

Sphere: Related Content
26/10/2008 free counters

Nenhum comentário: