Los medios siguen desvelando casos de corrupción | El diario 'O Estado de São Paulo' critica a Lula por "perder la compostura" y toma partido por José Serra
El último número de la edición brasileña de la revista Rolling Stone tiene tres portadas diferentes. "Os presidenciáveis: escolha a sua capa", se lee sobre la cabecera. El público elige en el quiosco, igual que el votante en el colegio. El interior es idéntico en todos los ejemplares e incluye entrevistas con los tres principales candidatos a las elecciones presidenciales del domingo, pero cambian las portadas. En el quiosco, solapadas, se ven las imágenes de Dilma Rousseff, José Serra y Marina Silva. Los medios de comunicación brasileños están siguiendo la campaña electoral con intensidad y, en este caso, con imaginación. Sin embargo, en los últimos días los medios más influyentes han pasado a ser protagonistas del debate político, tras la embestida contra ellos lanzada por el presidente Lula.
los pocos días, Erenice Guerra se vio obligada a dimitir, aunque negó las acusaciones. Su precipitada salida del Gobierno fue un duro golpe para la imagen de Dilma Rousseff, la delfín de Lula, pues Guerra había sustituido en abril a la candidata en el ministerio cuando se lanzó a la contienda electoral y, además, había sido su mano derecha en la cartera.
De nuevo la corrupción ensuciaba la gestión de Lula en plena campaña. Lo mismo ocurrió en el 2006 durante la recta final para la reelección del presidente, cuando arreciaron en la prensa las informaciones sobre un escándalo de corrupción consistente en compra de votos de parlamentarios por parte del Gobierno, y que un año antes había costado la cabeza de José Dirceu, también ministro de la Casa Civil y mano derecha de Lula durante años.
El caso Guerra hizo bajar en la intención de voto a Rousseff y el presidente estalló. Durante una semana estuvo maldiciendo a los medios en todas sus intervenciones de campaña. Acusó a la prensa de "inventar" y de destilar "odio". Lula llegó a decir que "vamos a derrotar a algunos periódicos y revistas que se comportan como si fueran partidos políticos y no tienen el valor de decir que son partido político y tienen candidato".
Los medios se defendieron acusando al mandatario de querer censurarlos. La más beligerante ha sido la revista Veja, que en su último número titula en portada "La libertad bajo ataque", mientras la ilustración es una estrella roja –símbolo del gobernante Partido de los Trabajadores (PT)– clavándose en el artículo de la Constitución que consagra la libertad de prensa. En el interior, el reportaje de contraataque a Lula se abre con la imagen de un teclado de ordenador en el que todas las teclas tienen dibujada una estrellita roja. "La prensa ideal de los petistas", se titula, y en el texto se compara al presidente con los mandatarios de Venezuela y Argentina, que han pasado a la acción contra la prensa opositora de esos países. "Veja y algunos grandes diarios fueron tildados de golpistas porque la noticia podía restar votos a Rousseff", se lee en el semanario.
Por su parte, Folha de São Paulo publicó el pasado domingo un editorial titulado "El poder tiene límites", donde indicaba que Lula se ha dedicado "a vituperar a la prensa, ejerciendo su propio derecho a la libertad de expresión, aunque en términos incompatibles con la serenidad que requiere el cargo".
El martes, en un reportaje, el diario paulista mostró ejemplos de artículos retrospectivos donde quedaba claro que el rotativo fue crítico con todos los gobiernos posteriores a la dictadura, y no sólo con el actual mandatario.
Mientras tanto, O Estado de São Paulo fue más lejos y, además de criticar a Lula por "perder la compostura" y por el "deterioro moral del Gobierno", anunció que tomaría partido editorial por el candidato opositor, el socialdemócrata José Serra.
El director de O Estado de São Paulo, Ricardo Gandour, explica a La Vanguardia que el conflicto entre Lula y la prensa "no es nuevo". Dice que ya se vivió durante el primer mandato del antiguo sindicalista y especialmente durante su reelección en el 2006. "El PT tiene gran dificultad para convivir con la prensa; al llegar al poder no admitía crítica, y eso que cuando estaba en la oposición siempre criticó", añade Gandour. "Lula personaliza el cargo, atropellando el ritual democrático e institucional; la postura crítica de la prensa le incomoda", concluye.
Por cierto que, a su manera, Rolling Stone también tomó partido. Las tres portadas pop de la revista, tres dibujos hiperrealistas de los candidatos, fueron diseñadas por el ilustrador paulista Marcelo Calenda, que se inspiró en un disco lanzado por el grupo de rock Kiss en 1978. Mientras Dilma Rousseff y José Serra aparecen con semblante serio, la ecologista Marina Silva es retratada muy sonriente. Además la publicación pasa cuentas, explicando que Serra y Silva concedieron entrevistas relajadas y presenciales a esta publicación, mientras que Rousseff, tras reiteradas negativas, finalmente accedió a responder a las preguntas sólo por correo electrónic
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