"La enmienda que plantea el presidente puede realimentar un mal muy común en la historia de Latinoamerica: el caudillismo"
Recién cumplidos diez años en el poder, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, afronta este domingo un referéndum popular de reforma de la Constitución que permita así su reelección indefinida. Si el pueblo venezolano da el sí a la propuesta, el actual presidente podría optar en 2012 a su tercer mandato consecutivo. La oposición espera repetir el resultado de 2007 cuando ganó el no en un referéndum de similares características. Entonces fue fundamental en este resultado el movimiento universitario de oposición a Chávez que lideró, entre otros, el joven venezolano de origen vasco Yon Goicoechea (24 años). Líder emergente para algunos, títere de los EE.UU. para otros; Goicoechea espera que este domingo Venezuela vuelva a decir "no" a los propósitos del presidente.
-¿Conseguirá esta vez Chávez ganar el referéndum?
-Cualquier respuesta que podamos dar antes de las urnas es muy mala y puede pasar que uno se confíe. Yo prefiero decir que estamos trabajando, y que tengo fe en el pueblo de Venezuela y en su compromiso por la democracia para que se rechace, como ya hicimos, la reelección indefinida como parte de nuestra cultura republicana, como parte incluso del ideario de Simon Bolívar. Hay que plantear esta enmienda no como una disputa entre el gobierno y la oposición, sino entre el Gobierno y la misma cultura venezolana.
-¿Qué tarea debe hacer la oposición para evitarlo, teniendo en cuenta que los índices de popularidad de Chávez siguen siendo altos?
-Hay que matizar eso. Hoy Venezuela es en realidad un país polarizado: la mitad del país está con el presidente y la otra mitad no. Decir que el pueblo o los pobres están con Chávez es una afirmación comprobablemente inexacta. En su momento, Chávez sí fue el presidente de las clases más bajas pero esto ya no es así, en parte por la decepción de buena parte del pueblo venezolano en estos años. Lamentablemente, volvemos a someter a los ciudadanos a una campaña electoral habiendo salido de una hace dos meses y medio. Lo que nos toca ahora es volver a ganar pero hubiéramos preferido dedicarnos a cosas más serias. Hemos organizado numerosas protestas, sobretodo en el ámbito estudiantil, desde donde se han montado comandos para recordar, por ejemplo, las palabras de Bolívar sobre el rechazo a la reelección indefinida. No obstante, hay que reconocer que la gente está cansada y hay cierto sentimiento de impotencia por tenernos que volver a someter a una campaña estéril, pudiéndonos estar encargando de problemas más graves.
-¿Pueden volver a ser decisivos los estudiantes, como lo fueron en 2007?
-El movimiento estudiantil está muy activado además de coordinado en todo el país. Se han hecho protestas masivas y fundamentales. Lo más importante de todo es que los estudiantes están recorriendo las calles y los barrios para hacer campaña. Y vigilarán las mesas electorales, algo fundamental si queremos ganar la elección.
-¿Hasta dónde es capaz de llegar Chávez para conseguir su propósito?
-Alguien que es capaz de dar siete horas de discurso informando sobre el estado de Venezuela en el que no menciona el mayor problema del país, que es la inseguridad –tenemos más de 14.000 muertos anuales por esta causa–, o alguien que es capaz de plantear a todo el país que juegue entorno a su reelección en lugar de solucionar este problema y muchos otros problemas como por ejemplo los 2 millones de personas en desnutrición, es capaz de lo que sea. La pregunta es: ¿Hasta cuándo es capaz el pueblo de Venezuela de responder? El destino de Venezuela no lo decide Chávez sino lo millones de venezolanos, y así ha ocurrido con todos nuestros líderes, fueran o no democráticos.
-¿Se cree lo que ha dicho el presidente de que habrá guerra si los opositores llegan al poder?
-Eso es una sandez. En Venezuela, no ha habido una guerra ni interna ni externa desde la década de los sesenta del siglo XIX. Es un país con una profunda cultura de paz, y la vocación de preservar la paz de los venezolanos, sean chavistas o no, es realmente admirable. Que el presidente sea capaz de iniciar una guerra porque no gane o salga del poder no lo dudo; lo que dudo es que los venezolanos lo sigan. No hay ninguna posibilidad de que caigamos en el juego de violencia que plantea el presidente.
-Lo que se vota esta vez es un poco distinto a la reforma que propuso Chávez y que se votó el 2 de diciembre de 2007. ¿Se ha querido moderar en sus pretensiones el presidente?
-El referéndum de 2007 planteaba cuestiones mucho más graves. Se planteaba un estado militarista o la restricción de la propiedad privada, entre otras cosas. Ciertamente, no se tratan de cambios tan trascendentales como los que se proponían hace dos años. Pero esta enmienda tiene una sola intención: la permanencia de Chávez en el poder. De hecho, inició la enmienda sólo para el artículo que se refería a la presidencia y, después, lo extendió a alcaldes y gobernadores para lograr que estos hicieran campaña para él, cosa que sólo ha logrado a medias. Hay que añadir que plantear la reelección indefinida tanto del presidente como de alcaldes y gobernadores puede ayudar a realimentar el caudillismo, en un contexto histórico como el venezolano y el latinoamericano en que éste ha sido la norma. Pero no queremos más caudillos, no podemos permitir un rey en Venezuela.
-Hace poco el presidente Chávez pidió establecer su reelección indefinida para "acabar su proyecto revolucionario" ¿Cuáles son sus motivaciones? ¿Es sólo ambición de poder como afirmáis o tiene realmente su proyecto a medio acabar?
-Un poco de las dos cosas. Pero aunque así fuera, ningún proyecto político que se base en una sola persona es un proyecto político deseable. Ninguna revolución que se erija sobre el personalismo o el totalitarismo es una revolución acorde a la prosperidad de los pueblos. En Venezuela, se nos lleva planteando una revolución que tiene muy poco de revolucionario: es el caudillismo de una persona carismática que quiere perpetuarse en el poder, cosa que ya hemos visto demasiado en Venezuela desde su fundación.
-¿El modelo de Chávez sigue siendo Cuba?
-Chávez tendrá el modelo que le convenga y fruto de la improvisación. Vemos como, por ejemplo, se ha potenciado sectores profundamente capitalistas como el sector financiero, por los que no tiene sentido relacionar a Chávez con el comunismo cubano. Lo que sí existe es un capitalismo de estado que pretende el control absoluto de los medios de producción desde el aparato del estado y los círculos allegados a él. No hay en Venezuela ningún modelo, más allá de que Cuba pueda tener cierta influencia por el trato entre ambos –más de 40.000 cubanos han entrado a trabajar en Venezuela desde que gobierna Chávez y no sabemos para qué. Lo único de lo que podríamos hablar es de un imperialismo cubano, aunque ello pueda sonar ridículo y bananero.
-¿Cómo entender el apoyo que ha recibido Chávez que le ha permitido llegar hasta aquí después de diez años?
-Es una media verdad. El apoyo popular ha sido un factor importante pero no el único. El apoyo también ha llegado especialmente desde sectores como el militar. Recordemos que la mayoría de altos cargos son asumidos por militares. Cierto es que Chávez cuenta con un importante apoyo popular, como el que pueda tener en España el PSOE o el PP, pero no es masivo y no es el único factor para entender su permanencia en el poder. Además, Chávez ha podido disponer de grandes cantidades de dinero gracias al petróleo que ha podido regalar a su antojo a aquellos que lo han apoyado. Por eso, buena parte de sus apoyos llegan de aquellos que reciben un salario del mismo estado. Con estos datos, se entienden mejor sus apoyos.
-Pero en estos años, algo habrá hecho bien.
-Ha hecho algo muy importante que será lo único significativo de su paso. Me refiero a que gracias a él ha aumentado mucho la participación de la gente en política. Es cierto que hoy, hay una mucha mayor participación de los ciudadanos en la política, especialmente de los sectores populares. Con o contra Chávez, pero participan. Y eso es algo significativo en un país en que su artículo primero de la Constitución se define como República. También ha habido políticas sociales efectivas como por ejemplo la Misión Robinson, un programa de alfabetización masivo, que fue extraordinariamente positivo aunque no suficiente porque no tuvo continuidad en una mejora de la educación pública. El gobierno siempre esgrime la alfabetización como gran tarea pero lo triste es que en un país en el que ha habido dinero, tengamos que comparar nuestros datos de educación con los de países africanos. Sea como sea, las políticas sociales de Chávez han sido posibles gracias a los cuantiosos ingresos del petróleo. Lo más triste es que con el periodo de bonanza que hemos tenido gracias al alza del petróleo, cosa que nos podría haber sacado de la pobreza, lo hayamos desaprovechado por mala gestión.
-¿Cuál es el estado de las libertades y derechos civiles en el país tras estos diez años?
-Se han ido reduciendo claramente. Se trata de uno de los aspectos más oscuros de este gobierno. Se han cerrado medios de comunicación, se ha presionado a periodistas que han expresado su derecho a disentir del gobierno, sin contar la autocensura por miedo. Hemos tenido presos políticos que no han tenido juicio en cuatro años. Ha habido hostigamiento a la oposición a través de los medios estatales. Y el problema más grave de todos hoy es el del paramilitarismo, es decir, grupos que han atacado a los opositores chavistas, además de centros religiosos o instituciones diplomáticas, con la benevolencia, el beneplácito y la ayuda del gobierno venezolano. En definitiva, el proceso de reducción de derechos civiles es continuo desde el principio y es algo con lo que los venezolanos nos enfrentamos diariamente.
-Usted intenta ir más allá de ideologías de izquierdas y derechas para explicar la situación política en su país. ¿Por qué?
-La visión de una sociedad polarizada ideológicamente es algo que principalmente se contempla sólo en Europa, pero que no es la realidad venezolana. Es algo que tiene que ver con el romanticismo de la izquierda europea. Hay que decir que muchos actores tradicionalmente de izquierdas no están con el gobierno. La coalición opositora está formada tanto por partidos de izquierdas como de derechas. Chávez ha querido dar esa visión de lucha ideológica porque le interesaba obtener apoyos entre los partidos de izquierda internacionales. Además, se puede afirmar que el peso de la derecha en Venezuela es ínfimo desde hace muchos años porque el Estado siempre ha tenido más poder aquí, por la dependencia del petróleo, que ciertas oligarquías como sí ha ocurrido en otros países latinoamericanos.
-En todo caso, sí existe una clara polarización del país entre los favorables y contrarios a Chávez. ¿Será posible en el futuro, pase lo que pase, unir a la población?
-Claro que sí. Porque el país está dividido pero, en estos 10 años, lo ha estado mucho más. Y se ha ido superando gracias a la voluntad de la gente. Todas las encuestas rechazan en un 70% de la población la polarización social. Cabe decir que este es uno de los tres países de América Latina más mestizos y acostumbrado a recibir mucha inmigración y, por lo tanto, acostumbrado a la diversidad y a la convivencia. Estoy seguro que contra esa vocación histórica de pluralidad no puede ni Chávez, ni la oposición, ni nadie.
-Un factor nuevo puede ser la llegada de la crisis financiera internacional que en Venezuela se suma a la fuerte caída del crudo de hasta el 70%. A pesar de ello, Chávez asegura que el país tiene suficientes reservas para no entrar en recesión. ¿Puede la crisis económica hacer tambalear su poder?
-Si hay una respuesta o alternativa política fuerte y coherente, sí. Hoy por hoy, Venezuela cuenta con una oposición fuerte y dispuesta a no callar ni arrodillarse. Lamentablemente, todos la vamos a sufrir la crisis, y no hay vuelta atrás: si España no estaba preparada para la crisis, imagínese Venezuela. La economía es mucho más volátil, mucho menos diversificada y muy dependiente, por ejemplo, de las importaciones. Lo que dice Chávez es una gran irresponsabilidad porque es algo que está ahí y que nos va afectar. Puede ser un factor decisivo si la gente se da cuenta de ello, y siempre si la gente ve en los demás una alternativa de otra Venezuela posible, no sólo basada en el petróleo sino también en la creatividad.
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