Extraños caminos llevan de unos libros a otros. Releo Alves & C.ª, la breve novela de Eça de Queiroz que acaba de aparecer en excelente traducción de Juan Lázaro, y desde las primeras líneas entro en territorio pessoano. El protagonista, después de atravesar a la carrera el Terreiro do Paço, abre sofocado la puerta de su despacho en la Rua dos Douradores y pasa por delante de la mesa del contable cuando el reloj da la hora «con aquel tono hueco al que los techos bajos conferían una sonoridad doliente y triste». Imposible no pensar en otro contable de la misma calle que fue dejando constancia de su vida no vivida en el Libro del desasosiego.
No sabemos cuándo escribió Eça una novela en la que no hay «digresiones, ni declamación, ni filosofía: todo es interés y drama, contado rápidamente». Sí sabemos que apareció en la maleta de los inéditos una tarde de 1924, por las mismas fechas en que Pessoa, desde las páginas de Athena, daba a conocer su «drama en gente», la deslumbrante novela de los heterónimos. En 1925, el hijo del escritor daría a conocer esta irónica, punzante, desasosegante reflexión sobre el adulterio.
Pessoa llevaba ya muchos años dándole vueltas al Libro del desasosiego. Pero en principio iba a ser una obra bien distinta, un conjunto de elaboradas prosas preciosistas y decadentistas. Hasta finales de los años veinte no apareció Bernardo Soares, «ajudante de guarda-livros na cidade de Lisboa», y solo entonces el libro desordenado e inacabable comenzó a ser el que hoy admiramos.
Los personajes de Alves & C.ª se mueven por los mismos lugares en que transcurrió la vida de Pessoa, por las mismas calles en que pasea Bernardo Soares su abulia y su melancolía cuando al atardecer las abandona el bullicio de las horas de trabajo.
Eça transforma el habitual dramón decimonónico del adulterio en una farsa con final feliz; Pessoa prescinde de la anécdota, de cualquier atisbo de acción, para ofrecernos solo las reflexiones y los desánimos de un hombre sin historia.
Eça, desde sus distantes destinos diplomáticos, levantó el irónico plano de una Lisboa de pretenciosa elegancia afrancesada; Pessoa, que siempre se movió por las mismas calles, nos descubrió los otros mundos que había por debajo de la cotidianidad. Eran tan distintos que resultaban complementarios. El demorado Libro del desasosiego no es más que la velocísima novela Alves & C.ª vuelta del revés, todo su costumbrismo convertido en sombra y niebla. Sphere: Related Content
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