Por Suadad al-Salhy
BAGDAD (Reuters) - Las armas están quedando en silencio en Irak mientras la frágil estabilidad se va afirmando, una situación que traslada el foco de atención sobre un asesino más sigiloso que probablemente aceche a los iraquíes en los próximos años.
La incidencia del cáncer, los bebés con malformaciones y otros problemas de salud han aumentado pronunciadamente, según funcionarios iraquíes, y muchos sospechan que la contaminación producto de las armas usadas en años de guerra es una de las causas.
"Hemos visto nuevos tipos de cáncer de los que no se tenía registro en Irak antes de la guerra del 2003, tipos de cáncer fibroso (del tejido blando) y cáncer óseo. Estos se originan claramente en la radiación", dijo Jawad al-Ali, un oncólogo en la segunda mayor ciudad iraquí, Basora.
En la ciudad de Falluja, al oeste de Irak, escenario de dos de las más feroces batallas entre las tropas estadounidenses y los insurgentes después de la invasión de Estados Unidos en el 2003, una cifra récord de casos de bebés nacidos muertos, deformes y paralizados ha alarmado a los doctores.
El uso de uranio en el armamento de Estados Unidos y la coalición en la guerra de 1991 para liberar a Kuwait y en la invasión de Irak en el 2003 está bien documentado, pero establecer un nexo entre el metal radioactivo y los problemas de salud entre los iraquíes es difícil, según funcionarios.
Las instalaciones médicas iraquíes son limitadas, y el mantenimiento de estadísticas precisas en materia de seguridad durante los años de matanzas sectarias desatadas por la invasión fue imposible.
En Basora en particular, golpeada por años de guerra y anegada por años de contaminación industrial y agrícola, a los doctores les resulta difícil aislar las causas específicas del cáncer.
Su gente ha vivido por años entre montañas de chatarra que contiene restos de guerra, con el óxido marrón que se descascara con el viento que llega hasta las casas de las personas, sus alimentos y sus pulmones.
"Nuestra información indica que hay más de 200 Kilómetros cuadrados de tierra al sur de Basora que contienen restos de guerra, algunos de los cuales están contaminados con uranio", dijo Bushra Ali, del departamento de prevención de radiación del Ministerio de Medio Ambiente.
Un informe del 2007 de la publicación médica de la Universidad de Basora halló que no había "un significativo aumento" en los índices de muertes por cáncer, pero que la proporción de niños muertos por la enfermedad en Basora había saltado en un 65 por ciento en 1997 y un 60 por ciento en el 2005, comparado con 1989.
¿LOS NIÑOS SUFREN MAS?
El uranio empobrecido, un metal denso, es usado en armamento para perforar duros blindajes como los tanques. Su conexión con los problemas de salud es polémica: el Ministerio de Defensa Británico dice que no hay evidencia "científica o médica confiable".
En la primera guerra del Golfo se usaron grandes cantidades de uranio empobrecido, buena parte cerca de Basora.
No queda claro cuánto fue usado en Falluja por las tropas estadounidenses que mayormente libraban batallas puerta a puerta en dos ataques contra la ciudad en el 2004.
El Ejército estadounidense, no obstante, sí uso fósforo blanco, que puede causar graves quemaduras al entrar en contacto con la piel, a fin de marcar blancos o sacar a sus enemigos armados de sus escondites.
Cinco años más tarde, los doctores en Falluja están registrando un inusual número de bebés con afecciones cardíacas congénitas y defectos en el tubo neural, lo que implica en el último caso un desarrollo anormal de la médula espinal y del cerebro, condiciones que pueden causar parálisis y la muerte.
"El marcado aumento de malformaciones congénitas en recién nacidos en este hospital llevó a la junta directiva del hospital a conformar un comité especial para investigar y registrar estos casos", dijo Abdulsatar Kadim, gerente del principal hospital de Falluja.
Los doctores dicen que no han podido aislar una causa específica. Varios factores pueden provocar la condición, incluyendo una falta de ácido fólico durante el embarazo.
Un especialista en neurología pediátrica, quien se negó a ser nombrado, dijo estar viendo en promedio de tres a cuatro recién nacidos con defectos en el tubo neural por semana en Falluja y sus zonas circundantes, una región con una población de unas 675.000 personas.
En Gran Bretaña, la incidencia de la condición es menor a 1 nacimiento por cada 1.000. La mayoría de los nacimientos dentro y alrededor de Falluja ocurren en su hospital principal, donde se registran hasta 30 por día, comparado aproximadamente con el índice de defectos en el tubo neural de 14 por cada 1.000.
"Algunas familias deciden terminar con el tema desde el principio. Ellos optan por terminar la vida de niño, negándose a someterlo a una intervención quirúrgica. Un 90 por ciento de los niños a quienes no tratamos muere en su primer año de vida", dijo un doctor de Falluja, que se negó a ser nombrado.
(Escrito por Mohammed Abbas: Editado en español por Marion Giraldo)
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