El Gobierno boliviano avisa que el país está en el "umbral de un golpe de Estado"
JORGE MARIRRODRIGA - La Paz - 08/08/2008
Las últimas encuestas, aparecidas el miércoles, le siguen considerando el político más popular del país, pero Evo Morales está viviendo la crucial semana previa al referéndum revocatorio del domingo prácticamente confinado en la ciudad de La Paz, después de haberse visto obligado a suspender visitas a diferentes ciudades de todo el país ante las protestas de los opositores. En la jornada de ayer, Morales sólo pudo asistir a un desfile militar en Cochabamba, a media hora de avión de la capital.
El bloqueo de las pistas de aterrizaje obstaculiza la campaña presidencial
Santa Cruz, Tarija y Sucre se suman a la lista de ciudades 'imposibles' para Evo
Mientras la publicidad oficial asegura que Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera, obtendrán el 58% de los votos el domingo, los detractores del presidente han logrado limitar drásticamente sus movimientos por el país. Ayer, el Gobierno denunció que Bolivia se encuentra "en el umbral de un verdadero golpe de Estado" urdido por los gobernadores opositores.
Morales ha intentado desplazarse por el país para realizar su campaña por el sí, pero no lo ha conseguido. En algunos casos, como sucedió en Santa Cruz el miércoles, día de la Fiesta Nacional, el mandatario no pudo abandonar el aeropuerto, que fue bloqueado por los autonomistas. Sus asesores le aconsejaron regresar a La Paz y desistir de su intención de reunirse con los simpatizantes oficialistas en el corazón mismo del feudo de la oposición a su proyecto indigenista. Y aunque también tenía previsto volar en la misma jornada a Trinidad, capital del Beni, ni siquiera viajó por la misma razón. La provincia petrolera de Tarija y la capital constitucional Sucre también se han sumado a la lista de ciudades imposibles para el mandatario.
Ayer, Morales tenía previsto desplazarse hasta Cobija, al norte del país. Un viaje que estuvo en vilo hasta el último momento porque cientos de personas armadas con palos se congregaron desde la noche anterior en las instalaciones del aeropuerto gritando "¡Evo asesino!".
Varios contingentes de policías y militares antidisturbios llegaron por aire preparando la llegada del presidente, pero fueron acorralados por los manifestantes, que obligaron a los uniformados a abandonar el aeropuerto y refugiarse en una gasolinera cercana.
Cobija fue escenario el mes pasado de un accidente del helicóptero presidencial -sin que Morales estuviera a bordo- en el que murieron cinco personas, de ellas cuatro militares venezolanos. El aparato también era venezolano.
En numerosas localidades del Este del país ha bastado que se corriera el rumor de que Morales se disponía a aterrizar con el propósito de cerrar la campaña electoral para que los opositores tomaran las pistas de aterrizaje. Bloqueado en La Paz, el presidente boliviano se vio obligado a dirigirse al país con motivo de la celebración de la independencia desde La Paz y no desde Sucre, como es tradicional. En cambio, en esa ciudad los diputados de la oposición se reunieron en una sesión solemne.
Evo Morales pronunció un breve discurso que ha sido duramente criticado por la oposición y sectores sindicales por la nula referencia a los dos muertos en choques entre mineros y policías producidos apenas 24 horas antes y la insistencia en que Bolivia va bien. "Es de un extremo cinismo decir que Bolivia es viable, porque no hay inversiones y el dinero se malgasta con el apoyo de Chávez", subrayó Fernando Rodríguez de Podemos.
El presidente boliviano exigió a la oposición "un cambio de actitud" y le pidió que se "someta al pueblo mejor que al imperio". La división y las agresiones entre ambos bandos marcaron la jornada festiva y en cinco de las nueve provincias del país se produjeron choques y escaramuzas.
El panorama de protestas no decrece. Ayer, Tarija decretó un paro de 48 horas mientras los mineros, aunque levantaron los bloqueos de carreteras, anunciaron que continúan con la huelga exigiendo mejoras en su sistema de pensiones, y representantes de Chuquisaca y Tarija se han unido a la huelga de hambre que llevan a cabo un millar de personas de Santa Cruz, Beni y Pando exigiendo un nuevo reparto de los ingresos por el impuesto sobre los hidrocarburos.
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