La BBC tendrá que frenar su actividad comercial

U2, en un concierto sobre la sede desde la que emite la BBC en Londres. (Foto: Reuters)

Reuters | Londres

Actualizado martes 07/04/2009 14:23 horas

El brazo comercial de la cadena BBC ha superado sus límites, por lo que tendrá que medir sus próximos pasos para no dañar ni a los medios rivales ni a su propia reputación. Una comisión parlamentaria ha elaborado en el Reino Unido un informe en este sentido, un jarro de agua fría para toda intención comercial de la pública británica.

Este comité de la Cámara de los Comunes sobre cultura, medios y deportes muestra su preocupación por los derroteros que ha tomado BBC Worldwide en los últimos años, incluyendo la "controvertida" compra de las guías de viaje Lonely Planet.

"Los nuevos activos de Worldwide tienen el riesgo de poner en peligro la reputación de la BBC y han tenido un impacto adverso en sus competidores comerciales", concluye el informe, todo un rapapolvo para la pública.

BBC Worldwide vende programas, formatos, revistas, DVS y vídeos basados en sus marcas, y en los últimos tiempos ha crecido considerablemente. Tanto que de 2007 a 2008 sus beneficios fueron de 118 millones de libras, es decir, 90 millones de euros, pese a la crisis de las inversiones publicitarias que afronta todo el sector audiovisual en el Reino Unido.

Este comité ha asegurado que por lo general respalda que la pública británica (financiada por un canon de los ciudadanos con televisor) saque beneficios de sus derechos de protección intelectual. Sin embargo, según han expuesto, ha aumentado su preocupación sobre cómo generan esos ingresos.

"Los nuevos negocios (...), particularmente los intereses minoritarios en la compañías de producción del extranjero, la controvertida adquisición de Lonely Planet, y su creciente abanico de revistas, sugieren que la balanza se ha inclinado demasiado en favor de la expansión sin restricciones de Worldwide", recoge la comisión.

Por eso, recomienda a BBC Trust, que supervisa la corporación, reincorpore la norma de que toda actividad comercial debe tener un vínculo claro con la programación de la BBC. También ha cuestionado por qué la pública debería producir sus propias revistas.

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