Durante un acto en una plaza del centro de la capital, Chávez dijo que las estadounidenses Ford Motor y General Motors, la japonesa Toyota y la italiana Fiat, deben transferir su tecnología a empresas locales, y sostuvo que los que no quieran hacerlo, "que se vayan de aquí, no nos hacen falta".
"Les invito incluso a que recojan sus cachivaches (cosas) y se vayan. Yo me traigo a los rusos, a los bielorrusos, a los chinos", agregó.
El mandatario fustigó a la filial local de Toyota, alegando la empresa "no quiere fabricar el (vehículo) rústico", tal como se lo ordenaron las autoridades, y agregó que "hay que obligarla, y si no que se vaya de aquí y traemos otra empresa".
El término vehículo rústico se aplica a los construidos especialmente para transitar en zonas rurales, incluyendo los todo terreno con tracción en las cuatro ruedas.
Chávez ordenó al ministro de Comercio, Eduardo Samán, que realice una "inspección muy severa" en las plantas de la Toyota para verificar su producción de vehículos, y dijo que si no cumplen las exigencias del gobierno "le aplicamos la sanción correspondiente".
El presidente indicó que si Toyota, que es la tercera mayor fabricantes de vehículos del país, se niega a cumplir las decisiones del gobierno, "que se vaya... esos mismos galpones, fabricas, bueno, las ponemos nosotros a la orden, las tomamos, las expropiamos, les pagamos lo que valgan".
Las ensambladoras no emitieron comentarios de momento sobre la declaración del mandatario venezolano.
Chávez hizo la declaración durante un acto de entrega de un lote de autos que fueron importados de Argentina por el gobierno como parte del proceso de lanzamiento de la Corporación de Mercados Socialistas.
En Venezuela funcionan unas siete ensambladoras de autos entre las que se cuentan Toyota, Chrysler, Iveco Venezuela, Ford Motor, General Motors, Mack de Venezuela y Mitsubishi Motors Corp (MMC).
Fiat no produce vehículos en Venezuela, y los automóviles de la fabricante italiana que se venden en el país provienen principalmente de Brasil.
El sector automotriz enfrentó entre marzo y septiembre pasado una severa crisis debido al retardo del gobierno en la entrega de la divisas para importar piezas, situación que llevó a algunas ensambladoras como General Motors, la mayor del país, a paralizar sus operaciones por tres meses.
General Motors Venezolana (GMV) reinició en septiembre pasado sus actividades luego que el gobierno se comprometió a entregar las divisas para importar las piezas requeridas para ensamblar.
Venezuela mantiene desde el 2003 un control de cambio, y todos los importadores están obligados a recurrir a la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) para obtener las divisas oficiales que se cotizan a la tasa de 2,15 bolívares fuertes por dólar.
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