Miles de personas esperan en estadios al aire libre
Imágenes aéreas de Los Abruzos. | Corriere.tv
Un grupo de mujeres aguardan en la calle en Ona. | Efe
- 70.000 personas se han quedado sin hogar y 10.000 casas se han derrumbado
- Según los medios italianos, más de 100.000 personas han sido evacuadas
- Miles de vecinos pasan la noche al aire libre por temor a nuevos seísmos
- Las fuertes lluvias de la tarde complican la situación de los afectados
Paganica es un pueblo fantasma. Esta pequeña localidad de Los Abruzos, a unos ocho kilómetros de L'Aquila, es el epicentro del terremoto que anoche sacudió la región. El seísmo ha acabado con el 80% de las casas de su centro histórico. Las que no se han derrumbado, están a punto de hacerlo. Al igual que sucede en el resto de la región, miles de personas han sido evacuadas y pasan la noche en coches, tiendas de campaña o en las calles, bajo una intensa lluvia.
"Esperamos que nos den una tienda o algo bajo lo que dormir esta noche", decía esta tarde Isenia Santilli, de 70 años, mientras se acomodaba en un estadio al aire libre, a las afueras de L'Aquila, la capital de la región. Hay escasez de camas y se ha dado prioridad de alojamiento a niños y ancianos.
"Nadie será abandonado", dijo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, desplazado a la zona del desastre. Il Cavaliere, dijo a los periodistas desde esta ciudad medieval —la más afectada de la región— que se dispondrían tiendas de campaña para alojar a entre 16.000 a 20.000 personas, mientras que se pediría a los hoteles de la costa del Adriático que alojen a miles de personas sin hogar.
"Hay disponibles 5.000 habitaciones y por tanto, entre 15 y 20.000 camas", explicó el primer ministro en su comparecencia televisiva. "Hemos aconsejado a la gente que se traslade a casa de amigos y familiares" en caso de que sus domicilios hayan resultado dañados, añadió.
Unas 100.000 personas han sido evacuadas. Aguardan en coches, estadios, cuarteles y gimnasios que han sido acondicionados como centros de acogida o, incluso, bajo la intensa lluvia, en calles y jardines. No podrán volver a recoger lo que queda de sus pertenencias al menos en 48 horas.
Las tiendas de campaña habilitadas se quedan cortas y la Cruz Roja italiana asegura además que empiezan a escasear bienes de primera necesidad (agua, bocadillos o leche, entre otros) para suministrar a los supervivientes de L'Aquila.
4.000 vecinos en un estadio
Afectadas ante la iglesia de Paganica. AFP
Antonio, un vecino de Paganica, es uno de los escasos afortunados cuya casa sigue en pie. La mayoría de los 4.400 vecinos de Paganica se han quedado sin hogar y aguardan en un estadio al aire libre.
Durante la mañana se han seguido produciendo temblores de tierra que les obligan a permanecer a cielo abierto, ante el peligro de nuevos derrumbamientos. Al igual que sucede en el resto de localidades afectadas, la emergencia ahora es qué hacer con las 4.000 personas que no sabían dónde pasar la noche porque no tienen casa.
El centro histórico de esta pequeña localidad ha sido cerrado. Ni siquiera los escasos afortunados cuya casa sigue en pie podrán pasar allí la noche. Los bomberos continuaban esta tarde las labores de rescate. Creen que ya no queda nadie atrapado bajo los escombros, pero seguían buscando por si pudiera haber alguna víctima más, posiblemente algún inmigrante llegado a esta zona agrícola y ganadera sin familiares que hayan denunciado su desaparición.
En esta pequeña localidad han fallecido cuatro personas (entre ellas, la abadesa de un convento de clausura) y una decena ha resultado heridas, un balance 'afortunado' para un seísmo que ha dejado más de 150 muertos y 1.500 heridos. La tragedia no fue mayor porque los vecinos llevaban meses sintiendo temblores y salieron todos a la calle cuando la pasada madrugada notaron los primeros signos del seísmo.
Espera al aire libre
Según protección civil, en toda la región de Los Abruzos más de 70.000 personas se han quedado sin hogar y unas 10.000 casas y edificios se han derrumbado. Los medios de comunicación locales hablan de que, en total, más de 100.000 personas han sido evacuadas de sus casas.
En las últimas horas ha comenzado a llover con fuerza en la región, lo que agrava la situación de las miles de personas sin hogar, además de dificultar las labores de rescate. Los trabajadores de los servicios de rescate han apurado las últimas horas de luz para buscar supervivientes y montar tiendas para las personas que se han quedado sin hogar.
Los vecinos de L'Aquila —50.000 habitantes— también esperan en aparcamientos, jardines y campos deportivos a que cesen los temblores que se registran desde la madrugada.
Dos campos deportivos, uno antes de la entrada al centro histórico y otro en las afueras, han sido habilitados para que los supervivientes pasen allí las próximas horas a la espera de que la situación se estabilice.
Al igual que en Paganica, su centro histórico parece una ciudad fantasma: "Una parte de los habitantes se ha marchado por su voluntad y los demás han sido 'acompañados' por las autoridades. Se puede decir que la mayoría del centro histórico está vacío", ha explicado un responsable de seguridad.
Mucha gente aguarda allí, pero también puede verse a gran número de vecinos en los aparcamientos públicos, sentados sobre los capós de sus coches y con las puertas abiertas, a la espera de que llegue la noche, pues algunos se plantean dormir en ellos. Las tiendas de campaña suministradas por las autoridades no alcanzan para todos los afectados.
En L'Aquila se puede ver ahora también a gente esperando en los jardines de sus casas a que se normalice la situación en una ciudad en la que no sólo han sido dañados los edificios más antiguos, sino también los más recientemente construidos.
Durante el día, a las autoridades locales les preocupó están preocupadas también por el elevado número de ancianos de L'Aquila, pues las temperaturas que se registran en la ciudad, en torno a los 20 grados centígrados, podían provocar golpes de calor.
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