"Presión no, pero estamos dispuestos a ser persuadidos", le dijo a un senador
NAIARA GALARRAGA - Madrid - 31/01/2011
Cuando EEUU demandaba a Hosni Mubarak que "abriera Egipto a una competición política genuina y relajara el omnipresente control de las fuerzas de seguridad", el veterano presidente ponía sobre la mesa las nefastas consecuencias -caos, inestabilidad, islamismo- que tuvieron, en su opinión, los intentos norteamericanos de democratizar Irán en los setenta, Irak en 2003 y Palestina en 2006. Es lo que se desprende de un cable secreto elaborado por la embajadora en El Cairo , Margaret Scobey, en mayo de 2009 y difundido por Wikileaks y cinco medios internacionales, incluido EL PAÍS.
"A Egipto no le gustaba Sadam [Husein] ni le llora, pero por lo menos mantenía el país unido y contrarrestaba a Irán", solía argumentar Mubarak según el telegrama enviado por la diplomática como anticipo de la visita que el líder egipcio hizo en agosto de 2009 a Washington. Él también solía recordar que "desaconsejó las elecciones que colocaron a Hamás (Irán) en el umbral de su casa", escribe Scobey. Mubarak se retrotrae incluso al caso del sah Reza Palevi: "Estados Unidos le animó a aceptar reformas solo para ver cómo el país caía en manos de revolucionarios extremistas religiosos".
La embajadora explica que el presidente Mubarak "apoya la mejora de los derechos humanos en materias que no afectan a la seguridad pública o la estabilidad" y añade que le ha dado a su esposa un gran margen de maniobra para que trabaje a favor de los derechos para las mujeres y los niños.
El también general fue inusualmente franco ante el senador demócrata Byron Dorgan, de visita en Egipto, según un cable de enero de 2009. "Egipto nunca aceptará presiones. De todos modos, estamos dispuestos a que nos persuadan", le respondió en referencia a los llamamientos estadounidenses para que hiciera reformas políticas. Mubarak le dejó claro que el asunto le disgustaba y que más le valía a Washington darle las gracias: "En vez de presionar en esos asuntos, EEUU debería agradecer más el papel que Egipto juega en la estabilidad regional" y escuchar a "sus amigos". ¿Quiénes son?, inquirió el senador. "Arabia Saudí, Jordania y Egipto, por supuesto", replicó el presidente.
En la visita a Barack Obama, Mubarak quería dejar claro que su régimen era "el aliado árabe indispensable" tras el empeoramiento de la relación bilateral durante la presidencia de George Bush hijo. Era su primer viaje a Washington desde 2004.
Sostiene la embajadora que el ahora cuestionadísimo líder árabe se veía a sí mismo como "alguien duro pero justo que garantiza las necesidades básicas de su pueblo". La señora Scobey lo retrató como "un realista de prudencia innata, conservador y nada dado al idealismo" en un telegrama. Otro informe afirma que es "el clásico secular egipcio que odia el extremismo religioso y las interferencias en política".
El Irán actual le preocupa sobremanera. Opina que los errores norteamericanos han fortalecido a Irán que "pretende controlar toda la región". Llega a argumentar que "quieren convertir a los países suníes en chiíes".
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