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domingo, 25 de julho de 2010

Gritar socorro en varios idiomas



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La policía rescata a una mujer por unas escaleras.- AFP




Un vídeo muestra a gente asustada que trata de salir del embudo formado en los dos túneles - Los asistentes expresan su ira en las redes sociales

ANNA-MARIA HOLLAIN - Madrid - 26/07/2010

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"Solamente queremos salir", "socorro, socorro" en varios idiomas y gritos cada vez más angustiados. Es lo que se escucha en un vídeo de la catástrofe grabado con la cámara del móvil y colgado ayer en YouTube por Gerrit Goltz, un joven de 18 años que vivió la tragedia. En las imágenes, se puede ver cómo la gente se empuja desesperadamente e intenta levantar la cabeza y los brazos, para evitar caerse, para poder respirar y para que, quizá, alguien les coja de la mano y les suba a la escalera de emergencia que tienen a pocos metros de distancia. Los golpes y atropellos de la masa hacen que la grabación dé saltos frenéticos.


    Alemania

    A FONDO

    Capital:
    Berlín.
    Gobierno:
    República Federal.
    Población:
    82,369,552 (est. 2008)

"La gente intentó entrar por todas partes, tirando vallas", dice Devin

"Estábamos allí con 12 amigos y solo dos horas después nos hemos reencontrado. Una de nuestras amigas se rompió el pie, si no la hubiera ayudado un amigo, podría haber sido peor", escribió ayer Gerrit. "Por favor, mandad el vídeo a la fiscalía o entregádselo a la policía", pidió un usuario en el portal de vídeos. "¿Qué acaba de decir el jefe de la policía en conferencia de prensa? ¡Que no lo calificaría como pánico colectivo! Me pregunto si estos han perdido el sentido de la realidad", se alteró otro.

"Estoy pensando en mandar el vídeo a la fiscalía de Duisburgo. Y mis amigos y yo también nos estamos planteando denunciar a los organizadores. Fue algo inimaginable", dice Gerrit en conversación telefónica con este periódico. "No puedo decir cuándo exactamente empezó a llegar la policía, pero, en mi opinión, tardó demasiado", destaca.

El enfado con las autoridades que descartaron que la falta de escapatoria, de espacio y aire causara un ambiente de terror fue el tono general de los comentarios en las redes sociales y de los testimonios recogidos ayer por EL PAÍS.

"Mi amigo y yo logramos salir del embudo cinco minutos antes de la catástrofe y 10 minutos más tarde, vimos las primeras ambulancias", contó Devin Scheerer, de 19 años. "Decidimos irnos porque nos dimos cuenta de que la atmósfera empezaba a contagiarse del pánico. Los primeros se cayeron al suelo aunque al principio, por suerte, aún les pudimos ayudar a levantarse". Devin confirma la sensación de agobio. "Estábamos prácticamente encerrados allí, en el espacio entre los dos túneles, y comentamos entre los amigos que la cosa acabaría mal si la policía no abría más salidas porque, por esa misma vía, unos querían salir y otros entrar". Hasta que estalló el caos. "La gente intentó entrar al festival desde todas partes para escuchar el concierto final: tiraron abajo vallas y corrieron por la autovía, que estaba cerrada al tráfico. Entonces, la policía incluso empezó a usar spray de pimienta. Los agentes habían formado cadenas delante de ambos túneles, para que ya no entrara gente, así que les pedimos que nos dejaran salir por lo menos por un lado, pero ellos mismos no sabían qué hacer. Estaban superados por las circunstancias. Tuvimos suerte porque la muchedumbre nos arrastró otra vez hacia el recinto", afirmó el joven.

En la página de condolencias de la red social Facebook, que ya cuenta con más de 11.000 seguidores de todo el mundo, un mensaje de Jennifer Hoppe dejaba comprender la sensación de shock de los que siguieron durante horas con la fiesta puesto que nadie les informó de la tragedia. También la rabia e incomprensión: muchos habrían preferido enterarse antes. "Llegamos a Duisburgo hacia las 14.30 y fuimos directamente al escenario central. Estuvimos de fiesta y hacia las once de la noche nos dimos cuenta de que ya no llegaban más dj's. Estábamos esperando a ATB y David Guetta, pero no se presentaron. Por los altavoces solo anunciaron que la fiesta se había terminado, pero no por qué. No logramos contactar con nadie a través del móvil ya que la red se había caído; recibimos los sms de amigos mucho más tarde", explicó Jennifer a EL PAÍS.

Manuel Grammann, de 30 años, acudió a la rueda de prensa ofrecida al mediodía en el Ayuntamiento de Duisburgo para entender mejor cómo se pudo producir el siniestro. Pero las explicaciones del gabinete de crisis no le sirvieron para aclarar sus dudas. "Yo también organizo eventos como conciertos y siempre te exigen que haya al menos cuatro entradas y salidas. Algo que, en este caso, no se cumplió. Además, los 1.000 auxiliares extras de los que hablan los organizadores eran en parte estudiantes, no estaban preparados para prestar atención sanitaria. Y si el recinto no estaba lleno, ¿por qué ya no dejaron entrar a más gente?".



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