Belén Sánchez Gómez
Mérida, 15 ago (EFE).- Un escenario desnudo, actores de lujo y un
coro blanco y perfecto logran contar el mito "Edipo Rey", del
dramaturgo ateniense Sófocles (496 a.c-406 a.c), incluido en la LIV
edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que invita al
espectador a reflexionar de cómo la búsqueda de la verdad puede
llegar a la locura del ser humano.
Un lleno casi absoluto del aforo del Teatro Romano pudo disfrutar
anoche de la versión escrita por José Ramón Fernández, que bajo la
dirección del francés Jorge Lavelli, aborda eficazmente valores
esenciales del ser humano, como la culpa, la sinceridad o la
traición.
La historia de Edipo es la del hombre que lucha inútilmente por
huir de su destino, condenado antes de nacer, despojado y errante
que arrastra su culpa por el mundo.
Representado en catorce ocasiones en la historia del certamen
emeritense, el mito ilumina en solitario muchos siglos de teatro, de
reflexiones y de dudas sobre la naturaleza del ser humano y su
trayecto, y se implanta como una fuente infinita de correspondencias
entre el hombre, el poder, la familia, el sexo, lo prohibido, el
misterio de la existencia y la muerte.
Si hubiera que definir al personaje de Edipo Rey, interpretado
por el actor argentino Ernesto Alterio, se podría decir que es el
verdugo desgraciado y desdichado de él mismo y aborrecido por los
dioses, que se arranca los ojos y se condena al exilio eterno al
conocer la verdad de todo el embrollo.
Todo comienza con una confusión, que mezclada con la locura, las
mentiras y la rotundidad del ciego Tiresias, que da vida Juan Luis
Galiardo, desnudará la verdad, tan deseada por Edipo.
Una sinceridad dolorosa y traicionera, porque puede llegar a ser
difícil enterarse de que un padre muere en manos de un hijo y de que
éste último desposa a su madre sin tener conocimiento de ello, a
pesar de que la interpretación del personaje de Edipo sea demasiado
forzada.
Si su temática es apasionante, su forma, su construcción y sus
coros no lo son menos, a pesar de la dificultad en la comprensión de
un lenguaje perfeccionista de la cultura griega, poco claro y
complejo, al que, en algunas escenas, no ayuda la vocalización de
los actores y figurantes.
Se rompe quizás así los objetivos previstos, ya que, tal y como
comentó Jorge Lavelli en la presentación, la obra está compuesta de
un lenguaje simple y claro.
Aún así, "Edipo Rey", desarrollada en el proscenio, la orchestra
y en el palco de autoridades, mantiene al público, durante su hora y
media de duración, en una sensación de angustia, silencio y dolor
provocada por los gritos y los movimientos gestuales de los actores,
entre los que destaca, además de Ernesto Alterio, Carme Elías, en el
papel de la reina Yocasta.
Una luz blanca tenue, un vestuario espectacular, adecuado y de
colores granate, negro y blanco, y con un coro formado por 18
personas que resultaron ser la voz de la conciencia, logran contar,
junto con actores de lujo y entrañables, este mito basado en la
búsqueda de la verdad de la muerte del padre del gran "Edipo Rey".
La obra producida por el Festival de Mérida, se podrá ver en el
Teatro Romano del 14 al 17 y del 19 al 24 de agosto.EFE
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