- Algunos blogueros y medios conservadores dicen que fue 'un acto de sumisión'
- Las normas de protocolo de la Casa Blanca no estipulan necesario el gesto
- Obama saludó a la reina de Inglaterra con una leve inclinación de cabeza
- En el mundo árabe, en lugar ser críticado, ha sido recibido con aprobación
La completa reverencia que Barack Obama realizó para saludar al rey Abdulá de Arabia Saudí, en la reunión del G-20 en Londres, ha desatado las iras de algunos blogueros y medios conservadores norteamericanos. Mientras la cadena Fox News no cesa de repetir las imágenes, que acompaña con las burlas de comentaristas, 'The Washington Times' definió el gesto del presidente como "una chocante muestra de lealtad ante un líder extranjero".
Según varios comentaristas conservadores, la reverencia de Obama representa toda una humillación para el país más poderoso del mundo, pues su acción es propia de un súbdito que muestra sumisión ante un monarca, no del líder del mundo libre saludando a un jefe de Estado.
De hecho, durante muchos años, en el Departamento de Estado se ha debatido si el presidente del país debería realizar algún tipo de reverencia ante reyes extranjeros como muestra de respeto. Oficialmente, las normas de protocolo de la Casa Blanca estipulan que no es necesario que el presidente realice este gesto. Curiosamente, tampoco el protocolo saudí aconseja o prescribe que los jefes de Estado extranjeros realicen reverencias, por lo que el gesto fue probablemente espontáneo.
Una polémica parecida a la actual ya se suscitó a raíz del saludo que le dispensó Bill Clinton al emperador japonés Akihito. En aquella ocasión, la Casa Blanca también negó que la inclinación del presidente fuera realmente una reverencia. Para más inri, la reverencia de Obama ante el líder saudí, que se reclinó hasta formar con su cuerpo un ángulo de 90 grados, llegó minutos después de que saludara a la reina de Inglaterra, Elizabeth II, en Buckingham con una leve inclinación de su cabeza.
Desde la Casa Blanca se ha pretendido negar la evidencia. "No fue una reverencia. Le dio la mano con ambas manos, pero es más alto que el rey Abdulá", declaró un ayudante del presidente norteamericano a la publicación The Politico. El portavoz de Obama, Robert Gibbs, también rechazó que el saludo del presidente se tratara de una reverencia.
Sin embargo, las imágenes no dejan lugar a dudas. La negación de la Casa Blanca ha servido para echar más leña al fuego de la polémica y ha estimulado las mofas de los de los blogueros conservadores. Con sorna, algunos se han preguntado si quizás estaba intentando limpiar el suelo, o ver de cerca los preciosos zapatos del monarca árabe.
En el mundo árabe también se ha interpretado el gesto como una reverencia, pero en lugar de suscitar críticas, ha sido recibido con aprobación. "Obama deseó demostrar su respeto y aprecio por la personalidad del rey Abdulá, quien ha hecho una de las más importantes llamadas de nuestra era: al diálogo interreligioso, e intercultural para desactivar odios, conflictos, y guerras", escribe Muhammad Diyab, comentarista del periódico Al-Sharq Al-Awsat.
En el trasfondo de la controversia se sitúan las complejas relaciones entre los EEUU y Arabia Saudí. Tras los atentados del 11-S y a causa del hecho de que 17 de los 21 secuestradores fueran de nacionalidad saudí, se produjo en el país una eclosión de las críticas al conservador régimen saudí, al que se consideraba culpable de haber creado el caldo de cultivo ideológico que ha alimentado el antiamericanismo de una parte de la juventud árabe y musulmana.
Las relaciones entre ambos países recuperaron su fluidez habitual después de las turbulencias de principios de esta década, como demostró el paseo que se dio George W. Bush cogido de la mano del mismo rey Abdulá por su rancho de Crawford, en Texas, en 2005. Sin embargo, una parte de la intelligentsia conservadora desaprobó aquella reconciliación y considera que Arabia Saudí debería llevar a cabo una política exterior más acorde con los intereses de EEUU, rebajar su hostilidad hacia Israel y reformar el país a fondo para luchar contra el islamismo.
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