21 de diciembre de 2009, 01:12 PM
GUATEMALA (AP) - Mynor González ignoró las amenazas. "200 quetzales o te matamos".
Sabía que otros choferes de autobuses que no pagaron una tarifa del equivalente a unos 24 dólares en concepto de "protección" habían sido asesinados, pero siempre en otras rutas. Estaba consciente de que su trabajo, otrora considerado un empleo seguro y bien remunerado para la gente humilde, se había tornado peligroso.
Hasta que un día cayó su amigo Miguel Angel Chacón, de 34 años.
"Los vio acercándose. Metió el freno y corrió hacia la parte trasera", relató González, de 30 años. "Le dieron dos tiros en la espalda, allí, en el pasillo, delante de todos los pasajeros".
Matones han asesinado a más de 170 choferes de autobús este año para sembrar el miedo y hacer que las compañías de transportes paguen tarifas de "protección".
La cifra tal vez no sea tan alta si se compara con los 6.200 asesinatos registrados el año pasado, que hacen de Guatemala uno de los diez países más peligrosos del mundo, según estudios de las Naciones Unidas. Pero la ejecución pública de choferes de autobús --a veces frente a una cincuentena de pasajeros-- agrega un nuevo nivel de brutalidad a esta nación sacudida por la violencia.
Los 8.000 autobuses que transportan un millón de personas diarias son el único medio de transporte de esta capital de tres millones de habitantes.
"Una siempre tiene miedo de que su autobús sea atacado y una reciba una bala perdida", comentó Damaris López, estudiante de 21 años que habitualmente hace una ruta en la que fueron asesinados diez choferes. "No tengo auto. ¿Cómo me movilizo si no es con el bus?".
Los choferes y las empresas dicen que no les queda otro remedio que pagar.
El legislador Aníbal Salguero, dueño de una empresa de autobuses, dice que paga un promedio de 60 dólares mensuales por cada vehículo.
"Sé que puedo ser arrestado. Pero, ¿qué puedo hacer? ¿Dejar que (los pandilleros) acaben con todos mis choferes?", preguntó el legislador.
Las redes de extorsionistas son manejadas incluso desde las cárceles, según el fiscal Rony López.
"Tienen teléfonos celulares. Compran a los guardias o los aterrorizan para que desconecten las señales bloqueadoras y tienen gente afuera que recauda el dinero y mata a los choferes", manifestó López.
Todo empezó hace unos cinco años, cuando los pandilleros comenzaron a exigir uno o dos dólares diarios a cambio de "protección" en ciertas rutas. Rápidamente surgieron organizaciones dedicadas a este negocio al ver que había mucho dinero en juego.
Al principio, los asesinos se subían a un autobús repleto de gente, insultaban al chofer y le daban un tiro en la cabeza, a título de advertencia.
Las empresas contrataron entonces guardias armados y los pandilleros adoptaron un nuevo método: iban e a dos en motocicletas desde las cuales el de atrás le disparaba al conductor del bus.
Ahora que las autoridades prohibieron que más de dos personas viajen en una moto, los delincuentes usan niños para que les entreguen a los choferes teléfonos celulares con instrucciones acerca de dónde deben dejar el dinero, y cuánto. Y también para matar.
Emplean menores porque los castigos serán más livianos si son detenidos.
"Somos víctimas de chicos de 14, 15 años, que las pandillas mandan a asesinarnos", expresó Otto Estrada, de 35 años.
Cuando una pandilla logra que los autobuses de una ruta les paguen, entonces aparecen otras bandas.
Los choferes ganan hasta 90 dólares semanales, casi el doble del salario mínimo, que es de 50. Pero 60 dólares son destinados al pago de una "protección".
Estrada, quien cubre un recorrido de 30 kilómetros entre Amatitlán y la ciudad de Guatemala, dijo que entre él y su empresa pagan unos 90 dólares a la semana a tres bandas distintas.
Pese a los peligros, sigue manejando.
"Vengo de un pueblo chico donde no hay trabajo. Y yo lo único que sé hacer es manejar un autobús", expresó Estrada. "Hay semanas en las que pago en extorsiones más de lo que gano".
Luis Gómez, director de la principal agrupación de propietarios de autobuses, dijo que cada día resulta más difícil conseguir choferes.
"Tenemos rutas en la que los conductores trabajan dos turnos, unas 13 horas, porque no encontramos choferes", manifestó.
La tasa de asesinatos es tan alta que las viudas de los choferes muertos formaron una agrupación y consiguieron que el gobierno les pague pensiones de unos 65 dólares al mes por cada hijo que el conductor asesinado deja atrás.
Se sabe de 78 viudas que han pedido pensiones.
Mynor González se buscó otro trabajo y maneja únicamente los domingos en una de las pocas rutas que no son controladas por los pandilleros.
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