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terça-feira, 5 de julho de 2011

Patria Grande, pero no comunista "Viva Bolívar"


El proyecto de un imperio comunista en América ya no podrá realizarse. Pero la idea de una federación democrática a la manera europea sigue siendo sensata, pese al descrédito en que la hicieron caer Castro y Chávez.

Fidel ha vivido para la construcción de su personal imperio comunista. Ha tomado prestadas ideas, para llenar vacíos y darle a su proyecto una apariencia seria, imbuida de historia romántica y de solidez doctrinaria marxista.

Del argentino Manuel Ugarte tomó la frase “La patria grande”. Ugarte exaltó la existencia de una cultura común en las antiguas colonias de España y la necesidad de integrarlas en una unidad política viable. Esta gran nación –por cierto democrática- sería capaz de tratar de tú a tú con otras grandes potencias en el concierto internacional. La gran mayoría de los hispanoamericanos compartimos ese sueño, el cual no es monopolio de Fidel ni del chavismo.

Otra víctima de este despojo intelectual es Francisco de Miranda. El Precursor, hombre de mundo, tenía mente liberal. Trajo la idea de unir las colonias españolas luego de su liberación. Propugnaba una república democrática federal, como las antiguas colonias inglesas en Norteamérica. Muchos líderes de la independencia manifestaron su apoyo a esta idea. Los conservadores patriotas, incluyendo a Bolívar, se oponían a este concepto. La mayoría de los jefes militares y civiles en las filas patriotas estaban de acuerdo con qué hacer, pero no en cómo realizarlo. Los jefes locales aceptaban el mando carismático de Bolívar y la unión de las colonias bajo su poder, pero en un sistema federal descentralizado. Deseaban establecer un Estado de Derecho, con división de poderes y un poder ejecutivo débil, para evitar dictaduras. Los conservadores diferían alegando que la guerra obligaba a mantener un estado monolítico bajo un presidente fuerte. En 1821 la constitución de Cúcuta estableció la Gran Colombia. Esa carta magna no satisfizo los deseos de El Libertador, pero la suscribió. Entre tanto la pugna entre las facciones centralistas y federalistas empezó a minar la nueva república.

En 1822, los dos grandes líderes hispanoamericanos, Bolívar y San Martin, se reunieron en Guayaquil para tratar de llegar a un acuerdo sobre la futura unión. Había un punto en común: ambos habían sido influenciados por Miranda. La lectura distinta que cada uno hizo de las ideas mirandinas condujo al fracaso de la entrevista. El argentino era un liberal de acuerdo con una unión descentralizada. Bolívar un joven mantuano descendiente de una de las familias más adineradas de Venezuela, un joven conservador impetuoso que aspiraba al poder máximo. Ese objetivo le hizo ver en Miranda a un anciano rival. Estaba en cuenta de las ideas liberales del viejo, pero no las compartía. El 30 de julio de 1812, luego de la derrota de la primera república, Bolívar participo en la detención y entrega del generalísimo a los españoles en La Guaira. De allí el anciano fue conducido engrillado a La Carraca en Cádiz, donde murió. Este relato es doloroso para todos los venezolanos, pero no podemos ocultarlo porque es historia patria.

En Guayaquil, Bolívar y San Martin no lograron ponerse de acuerdo. El liberal no pudo convencer al conservador. Dado que aún había tropas españolas en su territorio, Bolívar tuvo que regresar a combatirlas. San Martin volvió a Argentina y pronto se autoexilio en Francia. Desde la derrota española en Carabobo, Bolívar se sentía con fuerzas para impulsar su idea fija de convertir La Gran Colombia en una república centralista. Su posición se radicalizó y empezó a promover una dictadura vitalicia similar a la que el había impuesto en Bolivia. La proposición fue rechazada por los líderes de las provincias. En Venezuela, Páez se rebeló en 1826 y Bolívar llamó despectivamente a esta revuelta “La Cosiata” -algo insignificante. Acto seguido amenazó con invadir a Venezuela para enfrentar a Páez. Además logró conseguir que el Senado de la Gran Colombia destituyera a Páez y le ordenara presentarse en Bogotá. Ante esto, Páez se rebeló. Pero Páez no traiciono a Bolívar. El León de Payara trató de convencer al Libertador, pero este era terco y quería imponer su voluntad. Páez no era un títere. Ante esta actitud El Libertador recapacitó concediendo una amnistía a los alzados. Pero este gesto fue acompañado con la amenaza de convocar a una asamblea constituyente para modificar la constitución de Cúcuta. Páez, muy zamarro, aceptó la amnistía, pero rechazó la impopular idea de instaurar la dictadura vitalicia.

Entretanto Bolívar siguió adelante con sus planes para establecer una dictadura constitucional. En 1828 se instaló en Ocaña la Asamblea Constituyente propuesta por Bolívar. Allí predominaron los votos contra la idea centralista y conservadora. Los partidarios de Bolívar que querían convertirlo en dictador vitalicio se negaron a firmar la nueva constitución y bruscamente se retiraron de la Asamblea. Bolívar desconoció los resultados y se auto designó dictador. La Gran Colombia fue al colapso. En 1830 Bolívar renunció a la presidencia y marchó a morir solo en Santa Marta. El genio de América se equivocó al empeñarse en la dictadura, contra la evidente mayoría. El padre de la patria venezolana atrasó por muchos años la construcción de la patria grande. Páez, guerrero y hombre del pueblo, tuvo razón. Si hubiéramos seguido sus ideas y las de Miranda, la historia habría sido diferente.

Pese a los traspiés, la idea de la patria grande no ha muerto. Muchos habitantes de esta región deseamos la unión de nuestros pueblos. Para ello debemos movernos en una dirección similar a la Unión Europea, tomando en cuenta nuestras características peculiares. Hay posiciones encontradas sobre cómo hacerlo. Castro y Chávez intentan establecer una Unión Comunista Hispanoamericana escondida tras la imagen de Bolívar. Este viejo sueño de Fidel se está materializando con el financiamiento de Venezuela. A cambio de la promesa de que será el delfín del tirano y dictador vitalicio, Chávez direcciona cantidades inmensas de petrodólares para alimentar el proyecto. El resultado es la ALBA, núcleo del imperio comunista ansiado por Fidel. Es probable que este espantajo colapse por las mismas razones que llevaron al desplome de La Gran Colombia. La mayoría de la región no quiere ser comunista. El disfraz de “Socialismo del Siglo XXI” no puede ocultar los vicios y fallas de su padre, el comunismo del siglo XX. Es el mismo proyecto de Lenin y Stalin.

El designio de Fidel iba viento en popa hasta que la salud de Chávez hizo crisis. Así como la revolución cubana morirá al morir Fidel, la revolución venezolana desaparecerá cuando Chávez caiga batido por la metástasis o por el voto. A más tardar, en las elecciones presidenciales del año próximo, en las cuales Chávez no será contendor.

No es ético ni elegante alegrarse ante el infortunio de un ser humano, pero es válido dar gracias a Dios por dar oportunidad a nuestra patria una oportunidad de salvarse. Ya Chavez entrego nuestra soberanía pero a los venezolanos nos queda dignidad. El desfile del 5 de Julio es en celebración del “DIA DE LA DEPENDENCIA”. Esa será una fecha luctuosa y debemos manifestar nuestro pesar y RESISTENCIA. LA RESISTENCIA SOMOS TODOS. LA RESISTENCIA ESTA EN TODAS PARTES.







LAST

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