La Paz (Argentina), 18 mar (EFE).- Los descubrimientos realizados por los naturalistas Charles Darwin y Alcide d'Orbigny durante sus viajes por el río Paraná en el siglo XIX no han perdido vigencia para la ciencia y mucho menos para los territorios argentinos que visitaron en sus viajes.
En sus recorridos por el tramo argentino del río Paraná, Darwin y D'Orbigny catalogaron numerosas especies animales, mejoraron las descripciones geográficas e investigaron sobre las formaciones geológicas de los terrenos contiguos al río.
"Darwin y D'Orbigny aportaron descripciones que se siguen usando hoy sobre la diversidad animal y la historia geológica del territorio", aseguró a Efe Susana García, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Argentina e integrante de la expedición científico-cultural Parana Ra'anga, que recorre los ríos de La Plata, Paraná y Paraguay.
El francés Alcide d'Orbigny (1802-1857) empezó a recorrer la geografía argentina en 1828 en un periplo que lo llevó desde la sureña Patagonia hasta el norte del país, adonde llegó a través de los ríos de La Plata y Paraná.
Siguiendo los pasos de D'Orbigny, el británico Charles Darwin (1809-1882) llegó a Argentina en 1832 a bordo del Beagle, el mítico barco en el que recorrió Sudamérica y cultivó los principios de la teoría de la evolución.
Durante sus exploraciones, ambos compitieron acerca del origen de las formaciones geológicas de la Pampa argentina, la región central del país.
Darwin y D'Orbigny basaron buena parte de sus investigaciones geológicas en el estudio de las barrancas del Paraná, unos precipicios rocosos contiguos al río en su recorrido entre las ciudades argentinas de Santa Fe y Corrientes.
D'Orbigny consideró que la formación de los terrenos de la Pampa argentina fue producto de una "catástrofe de enorme magnitud" que generó la "sedimentación de una gran cantidad de lodo" sobre la vasta extensión de la Pampa cuando ésta se encontraba sumergida bajo el agua, según Susana García.
Darwin, sin embargo, opinó que el origen estuvo en "movimientos muy lentos de ascenso y descenso de la corteza geológica", puesto que las barrancas tenían líneas horizontales de diversos colores, añadió.
En lo que sí coincidieron los dos naturalistas fue en los métodos de catalogación de numerosas especies a partir de moluscos vivos y mamíferos fósiles que encontraron en Argentina.
Desde 1828 D'Orbigny recorrió por tierra el centro y sur del país y, en una pequeña embarcación, el trayecto entre Buenos Aires y la provincia norteña de Misiones navegando por el curso de los ríos De la Plata y Paraná.
El naturalista francés realizó gran parte de su viaje en un velero desde el cual captó los sonidos de los animales que aparecen en sus crónicas, apuntó García.
Darwin, por su parte, empezó su viaje por Argentina en septiembre de 1832, acompañando las expediciones hidrográficas del Beagle por las costas de la Patagonia, Tierra del Fuego y las Islas Malvinas, donde recolectó fósiles de mamíferos extinguidos.
En agosto de 1833 inició su recorrido terrestre desde la Patagonia hasta Buenos Aires, cruzando terrenos de la región de la Pampa.
Fue en Buenos Aires donde emprendió su viaje por tierra hasta Santa Fe, ubicada unos 480 kilómetros al norte, ciudad en la que tomó un barco para remontar el río Paraná.
Regresó a Buenos Aires y se dirigió a Montevideo (Uruguay), donde se embarcó en el Beagle con destino nuevamente a la Patagonia, para luego explorar la costa occidental de Sudamérica.
El legado de Darwin y D'Orbigny es fundamental para conocer la riqueza biológica del los ríos que enlazan Argentina y Paraguay, uno de los objetivos de la expedición fluvial en la que participa Susana García.
Organizada por la Agencia Española de Cooperación y los Centros Culturales de Rosario y Asunción, Paraná-R'anga, con una tripulación de unos 70 artistas, intelectuales e investigadores de España, Argentina y Paraguay, pretende reivindicar el río como nexo cultural.
Joan Faus