La mitad de los alemanes considera a Israel un "país agresivo"
Las encuestas sugieren que la actitud oficial es una fachada sin verdadero respaldo social | Un amplia mayoría declara que la nación germana no tiene responsabilidades especiales hacia el estado hebreo por su pasado
Casi la mitad de los alemanes considera a Israel un "país agresivo" y menos de una tercera parte dice que respeta los derechos humanos. Un amplia mayoría declara que Alemania no tiene responsabilidades especiales hacia Israel por su pasado. Así lo indica una encuesta difundida por el principal servicio demoscópico alemán. En el país europeo oficialmente más favorable al estado de Israel, junto con Holanda, la indulgencia oficial hacia los desmanes de Gaza, no refleja un verdadero sentir popular.
La encuesta confirma anteriores investigaciones, como las de la Universidad de Bielefeld, según las cuales uno de cada dos alemanes (51%) considera que Israel estaría haciendo con los palestinos algo semejante a lo que los alemanes hicieron con los judíos en el pasado. Ahora, según el Instituto Forsa un 49% considera a Israel país agresivo, solo un 30% de los ciudadanos declaran que Israel respeta los derechos humanos, el 59% afirma que Israel "persigue sus intereses sin importarle las otras naciones", y un 60% cree que Alemania ya no tiene ninguna "especial responsabilidad", por su pasado nazi, frente a un 35% que afirma lo contrario.
Con esa última afirmación, los alemanes ponen en duda lo que es la piedra angular de la política oficial de Alemania hacia Israel: que Alemania mantiene una relación "única" hacia ese país, fundamentada, "en la responsabilidad de Alemania en la Shoa, el sistemático genocidio de unos seis millones de judíos en Europa durante la época del nazismo".
Aunque el concepto de "culpa colectiva" en un delito sea jurídicamente borroso aplicado a toda una nación, más aun teniendo en cuenta los cambios generacionales experimentados en sesenta años, hablar de una "responsabilidad alemana" por los crímenes del nazismo es algo que ha honrado a la sociedad alemana en la Europa de posguerra. Su diferencia de actitud con los japoneses, que eliminaron a unos 20 millones de chinos en los años treinta y cuarenta, sin que las instituciones y gobiernos japoneses de posguerra hayan extraído consecuencias y actitudes convincentes, es considerable, por no citar los crímenes, nunca reconocidos como tales, de las naciones imperiales vencedoras, decimonónicas o contemporáneas.
De acuerdo con su "complejo de culpa" la Alemania oficial es el segundo socio comercial de Israel, sólo por detrás de Estados Unidos, actúa como el principal valedor de los acuerdos de asociación con Israel en el seno de la Unión Europea, sus medios de comunicación pasan de puntillas sobre los aspectos mas feos del actual conflicto, su ministro de exteriores, Steinmeier, ofrece al gobierno egipcio "ayuda técnica" para sellar más eficazmente la frontera de Gaza sometida a un bloqueo inhumano desde hace años, y sus políticos participan en las manifestaciones de apoyo a Israel celebradas en Alemania.
Lo que la sociología pone ahora en evidencia es que toda esa política reposa sobre una enorme ambigüedad, que se parece mucho más a prevención ante la posibilidad de que alguien acuse a Alemania de no haber extraído consecuencias de su pasado, que a una genuina solidaridad. El resultado es la actual "solidaridad" aparente, manifiestamente poco popular, y la practica de no expresar en voz alta lo que se piensa por miedo. Por el mismo motivo, es sumamente raro encontrar comentarios e informes críticos con Israel en la televisión alemana, a través de la que la mayoría de la población recibe la información.
La semana pasada se anuló en el último momento un programa de debate sobre Gaza del principal canal de televisión (ARD) que debía contar con representantes palestinos e israelíes venidos expresamente para la ocasión. "En los canales de televisión alemanes más importantes se debería poder discutir libre y críticamente sobre la nueva guerra de Israel", ha dicho Mohssen Massarrat, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Osnabrück.