Vídeo: Madero Cubero
- Los vecinos destacan el carácter afable del padre de los pequeños
- Los abuelos paternos, octogenarios, andan escasos de salud
- La casa donde viven en Córdoba está cerrada a cal y canto
- "Son unas personas normales", la declaración más repetida
Normal, trabajador, buena gente. Así describen los vecinos de la
calle Don Carlos Romero, ubicada en la zona comercial de La Viñuela
-donde desde hace cuatro décadas reside la familia paterna- a José
Bretón, el padre de los dos niños desaparecidos de 6 y 2 años de edad la
tarde del pasado sábado en Córdoba capital.
En este barrio, Bartolomé Bretón y su esposa Antonia criaron a sus tres hijos, una hembra y dos varones. José Bretón, al que los vecinos conocen por "Pepe" es el mediano de los hermanos. Estudió hasta bachillerato en el colegio religioso Trinitarios de la capital cordobesa y después comenzó Derecho, pero no llegó a licenciarse.
Fue por esta fecha cuando conoció a Ruth Ortiz, quien más tarde, en 2002, se convertiría en la madre de sus hijos. Ésta se trasladó de Huelva, su ciudad natal, a Córdoba para cursar Veterinaria. En la actualidad, trabaja para la Junta de Andalucía.
Su casa, de dos plantas y a la que se puede acceder por dos calles, se encuentra cerrada a cal y canto desde que se conoció la noticia. Los vecinos desconocen si la familia se encuentra dentro o si se han trasladado a otro domicilio, presumiblemente al de la hija, que es la única de los tres hermanos que reside en la capital cordobesa.
La conmoción en la barriada es máxima. Nadie piensa que "Pepe" pudiera haberle hecho daño a sus dos hijos. "Los vecinos elucubran pero hay que esperar a que se sepa la verdad. Es muy difícil que se pierdan tan pequeños", apunta Antonio Sánchez. Juan, otro vecino de los de toda la vida, apunta que los abuelos eran muy ahorradores: "Miraban por una peseta para darle una buena educación a sus hijos".
La casa de María Dolores linda con la de los padres del principal sospechoso. Ésta se sorprendió cuando el domingo, alrededor de las 14.40 horas subió a su terraza a tender ropa y vio allí a Bretón hablando con la Policía.
Alfonsi es una de las vecinas más allegadas a la familia. Estuvo incluso en el bautizo de los niños. La mujer está cansada de tener que responder una y otra vez a las preguntas de los periodistas. "Son unas personas normales. No encontraréis a nadie en el barrio que diga que no son buena gente", espeta visiblemente molesta.
"Me duele mucho lo que está sufriendo la familia", se atreve a decir y pide respeto para unas personas mayores que, dice, están viviendo una auténtica pesadilla. Hace un mes aproximadamente coincidió con él en el barrio. Fue entonces cuando le dijo que se iba a separar de su mujer.
El carácter afable del progenitor del que hablan sus vecinos tampoco concuerda con la denuncia por malos tratos psíquicos y amenazas que interpuso contra él su exmujer la noche en la que desaparecieron los niños.
En la actualidad, Bretón se encuentra desempleado, por lo que se dedicaba más al cuidado de los hijos. Era normal verlo a las puertas del colegio Federico García Lorca donde se encuentra matriculada su hija Ruth, de 6 años. Con anterioridad se había dedicado al sector transportes. Unas fuentes dicen que como chófer de una empresa de autobuses o como camionero y otras como conductor de ambulancia.
En este barrio, Bartolomé Bretón y su esposa Antonia criaron a sus tres hijos, una hembra y dos varones. José Bretón, al que los vecinos conocen por "Pepe" es el mediano de los hermanos. Estudió hasta bachillerato en el colegio religioso Trinitarios de la capital cordobesa y después comenzó Derecho, pero no llegó a licenciarse.
Fue por esta fecha cuando conoció a Ruth Ortiz, quien más tarde, en 2002, se convertiría en la madre de sus hijos. Ésta se trasladó de Huelva, su ciudad natal, a Córdoba para cursar Veterinaria. En la actualidad, trabaja para la Junta de Andalucía.
Casa cerrada
Los padres de Bretón, el principal sospechoso, son octogenarios, que andan escasos de salud. Bartolomé, el abuelo paterno, pasa las mañanas en la 'Casa del dominó', una peña en la que es bien conocido y a la que no ha vuelto desde el suceso.Su casa, de dos plantas y a la que se puede acceder por dos calles, se encuentra cerrada a cal y canto desde que se conoció la noticia. Los vecinos desconocen si la familia se encuentra dentro o si se han trasladado a otro domicilio, presumiblemente al de la hija, que es la única de los tres hermanos que reside en la capital cordobesa.
La conmoción en la barriada es máxima. Nadie piensa que "Pepe" pudiera haberle hecho daño a sus dos hijos. "Los vecinos elucubran pero hay que esperar a que se sepa la verdad. Es muy difícil que se pierdan tan pequeños", apunta Antonio Sánchez. Juan, otro vecino de los de toda la vida, apunta que los abuelos eran muy ahorradores: "Miraban por una peseta para darle una buena educación a sus hijos".
La casa de María Dolores linda con la de los padres del principal sospechoso. Ésta se sorprendió cuando el domingo, alrededor de las 14.40 horas subió a su terraza a tender ropa y vio allí a Bretón hablando con la Policía.
'No creo que sea capaz'
Después se enteró de lo ocurrido y no daba crédito: "No creo que sea capaz de hacer nada malo a sus hijos. Es una persona normal, muy callada pero respetuosa y sociable". La mujer tarda poco en matizar: "No sabemos qué te puede pasar por la cabeza de un momento a otro". En los últimos días, María Dolores lo había visto en casa de sus padres.Alfonsi es una de las vecinas más allegadas a la familia. Estuvo incluso en el bautizo de los niños. La mujer está cansada de tener que responder una y otra vez a las preguntas de los periodistas. "Son unas personas normales. No encontraréis a nadie en el barrio que diga que no son buena gente", espeta visiblemente molesta.
"Me duele mucho lo que está sufriendo la familia", se atreve a decir y pide respeto para unas personas mayores que, dice, están viviendo una auténtica pesadilla. Hace un mes aproximadamente coincidió con él en el barrio. Fue entonces cuando le dijo que se iba a separar de su mujer.
Contraste con la policía
La descripción que hacen los vecinos de la familia paterna del padre de los niños dista mucho de aquella otra que dan fuentes de la investigación. Es sorprendente la frialdad y la distancia con la que José Bretón parece haber asumido la pérdida de los dos niños. Tanto que ésta ha sido una de las razones que ha provocado que la Policía lo haya convertido en el principal sospechoso.El carácter afable del progenitor del que hablan sus vecinos tampoco concuerda con la denuncia por malos tratos psíquicos y amenazas que interpuso contra él su exmujer la noche en la que desaparecieron los niños.
En la actualidad, Bretón se encuentra desempleado, por lo que se dedicaba más al cuidado de los hijos. Era normal verlo a las puertas del colegio Federico García Lorca donde se encuentra matriculada su hija Ruth, de 6 años. Con anterioridad se había dedicado al sector transportes. Unas fuentes dicen que como chófer de una empresa de autobuses o como camionero y otras como conductor de ambulancia.
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