16 septiembre, 2011
ISLAMABAD.- El
primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, suspendió su viaje a la
Asamblea General de la ONU en Nueva York, en vista de los 248 muertos y
los casi seis millones de afectados que han causado las graves
inundaciones en su país.
Según la ONU, ya se han registrado 36
brotes de distintas enfermedades, la mayoría de ellas relacionadas con
diarrea aguda, si bien la malaria está también golpeando a la población,
que ya en 2010 sufrió las peores inundaciones de la historia de
Pakistán.
Las agencias de ayuda de la ONU se han
desplegado en la provincia sureña de Sindh, el epicentro del desastre en
esta ocasión, y están intentando socorrer a los lugareños.
“La situación está empeorando a causa de
las epidemias”, explicó a Efe una fuente de la Autoridad Nacional de
Gestión de Desastres (NDMA, siglas en inglés), Imtiaz Mohyudín.
Según el último informe de la NDMA, las
inundaciones han causado 248 muertos y 5.744.646 afectados, pero la
dimensión de la catástrofe va en aumento con el paso de los días.
Además, 578 personas han resultado
heridas, mientras que 924.777 viviendas se han visto dañadas o
totalmente destruidas, según los datos oficiales.
Las lluvias han acabado con más de
12.000 cabezas de ganado y amenazan al sustento de una población
eminentemente agrícola, pero también están poniendo en jaque a las
autoridades sanitarias a causa del estancamiento de las aguas y las
escasas medidas higiénicas.
Una portavoz de Oxfam, Bisma Akbar, dijo
a Efe que la diarrea, la hepatitis y la malaria son las que más
preocupan a su organización, aunque no pudo precisar cuántas personas se
han visto afectadas por ellas en el marco de la catástrofe.
Las agencias humanitarias también
intentan evitar que se propague el cólera, que ya durante este año ha
aparecido en forma de varios brotes en distintos puntos de Pakistán.
Casi todos los distritos de la provincia
de Sindh se han visto afectados por las lluvias, una catástrofe
geográficamente limitada en comparación con el desastre del 2010, cuando
más de veinte millones de personas sufrieron el castigo del monzón.
Este año las precipitaciones empezaron
con menos fuerza y no golpearon al norte paquistaní, pero en agosto ya
había síntomas de que varios distritos de la sureña Sindh necesitaban
ayuda urgente.
Pese a ello, el Gobierno no pidió la
intervención de la ONU hasta principios de septiembre, cuando comprobó
que la situación estaba fuera de control.
Uno de los primeros distritos en resultar anegado fue el de Badín, donde semanas después la situación sigue siendo preocupante.
En ese distrito, según fuentes oficiales
consultadas por Efe, se han registrado muchos casos de malaria –aunque
sin víctimas mortales– y 77.450 personas han sido trasladadas a la
cercana ciudad de Hyderabad. (EFE)
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