Cultura intenta evitar la puja sobre la pieza flamenca sustraída en La Rioja
ISABEL LAFONT - Madrid - 08/07/2008
El Ministerio de Cultura negocia a contrarreloj con Sotheby's para evitar la venta de un tríptico flamenco de Ambrosius Benson incluido en los lotes que salen mañana a subasta en Londres. La obra, realizada en óleo sobre tabla, fue robada de la iglesia parroquial de Santa Cruz de Nájera (Logroño) durante la Nochebuena de 1913. El tema central del tríptico es una Lamentación de Cristo. Según se informa en el catálogo de la venta, el tríptico es, después del retablo del Descendimiento de la iglesia de San Miguel de Segovia, una de las piezas de Benson que se conservan intactas más importantes y, por cuanto obra en conocimiento de Sotheby's, "la única que queda en manos privadas".
El hecho fue denunciado ante la Guardia Civil por un particular. Ayer, el Ministerio de Cultura confirmó que se están manteniendo negociaciones con Sotheby's "para llegar a una buena solución". Un portavoz de esta compañía confirmó anoche la recepción de la notificación del instituto armado en la sede madrileña de la firma, pero se limitó a señalar que el departamento legal "está estudiando" cómo proceder. "Normalmente, cuando hay dudas sobre una obra, se suele retirar", añadió el mismo portavoz.
Fuentes de Patrimonio precisaron que se trata de una situación "delicada", puesto que en las últimas dos décadas se han dado transacciones privadas "de buena fe". Además, los convenios de restitución de patrimonio son posteriores a algunas de las operaciones de compra-venta, lo que puede complicar la resolución. El periplo de la obra aparece documentado en el tomo IV del estudio Dispersión y destrucción del patrimonio artístico español, de Francisco Fernández Pardo, según el cual el robo fue denunciado por el académico najerense Constantino Garrán. Poco después, el 24 de enero de 1914, el diario Abc recogía en sus páginas el suceso. El tríptico podría haber permanecido originariamente en el monasterio benedictino de Santa María la Real y, tras la desamortización de bienes eclesiásticos, se depositó en la Real Capilla de la iglesia de Santa Cruz.
La pista se pierde hasta julio de 1969, cuando un ciudadano español descubrió el tríptico en un anticuario parisino, Darío Boccara. Un americano y el Gobierno belga se interesaron por la pieza. Curiosamente, Bruselas no recibió entonces la autorización del Gobierno español -existía un acuerdo entre ambos países sobre la compra de bienes culturales- para hacerse con la obra y ésta acabó, tras diversas negociaciones, en manos del banquero portugués Ricardo Espíritu Santo. A su muerte, el tríptico pasó a manos de un coleccionista francés, quien lo vendió a su vez al actual propietario, que la ha confiado a Sotheby's para su subasta.
Benson, supuestamente de origen lombardo, se estableció en la ciudad de Brujas en 1518. Muchas de sus obras acabaron en España, algo lógico dados los estrechos contactos con Castilla en la época, en particular con Segovia. Ambas ciudades eran importantes centros del comercio de lana y tejidos.
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