Chelsea, la hija del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton y la actual secretaria de estado, Hillary Clinton, se casa este sábado a las afueras de Nueva York, en lo que promete ser el acontecimiento social del año en Estados Unidos.
Aunque Chelsea ha intentado mantener en secreto los detalles del enlace, la prensa estadounidense ha ido publicando con cuentagotas los pocos detalles que se conocen. Pero, ¿quién es el misterioso banquero que ha robado el corazón de la única hija del matrimonio Clinton?
Marc Mezvinsky tiene 32 años y también proviene de una familia de políticos. Su padre, Edward Mezvinsky y su madre, Marjorie Margolies-Mezvinsky, fueron representantes del Congreso por Iowa y Pensilvania, respectivamente. De hecho, Marc y Chelsea, se conocieron cuando eran adolescentes, en un acto del partido demócrata en el que participaban los padres de ambos.
Su padre estuvo en la cárcel
El prometido de Chelsea sería el yerno perfecto para Bill y Hillary si no fuera porque su padre ingresó en prisión en 2001 al proclamarse culpable de 31 casos de fraude, que en total sumaban 10 millones de dólares. Edward Mezvinsk cumplió siete años de prisión y salió en 2008. Se desconoce si acudirá a la boda el sábado, aunque algunas fuentes aseguran que el futuro marido de Chelsea no mantiene relación alguna con su padre.
Mark, sin embargo, tiene una reputación intachable. Estudió en Stanford University, igual que su novia. Fue precisamente él quien enseñó a la hija de Bill Clinton las instalaciones de la Universidad californiana y la convenció de que era la elección perfecta para ella.
Después de graduarse con excelentes calificaciones, Mark se trasladó a Nueva York donde hasta el momento tiene una prometedora carrera en 'G3 Capital', una compañía especializada en fondos de inversión.
Mark Mezvinsky es judío
El prometido de Chelsea Clinton aportará una nueva opción religiosa a la familia. Mark es judío y, aunque no se sabe si Chelsea se convertirá a la religión de su futuro marido, se ha visto a la pareja atender junta algún servicio judío en Nueva York.
A pesar del pasado oscuro del padre de Mark y de las diferencias religiosas, Bill y Hillary Clinton se han mostrado siempre encantados con la elección de su hija. El ex presidente de EEUU definió a su futuro yerno como "una gran persona, un gran ser humano" y Hillary está tan emocionada con la boda de su hija que firma todas sus notas personales como "MOB" (Mother of the bride/La madre de la novia). Además, la secretaria de Estado ha dicho que la ceremonia del sábado "es lo más importante en su vida en estos momentos".
Carlos Fresneda (E.Especial) | Rhinebeck
Actualizado sábado 31/07/2010 12:37 horas
Tres millones de dólares les ha costado a los Clinton y a los Mezvinsky la unión de sus vástagos, Chelsea y Mark, que este sábado sellan su unión en la bucólica Rhinebeck, a dos horas de Nueva York y a orillas del río Hudson.
Unos 6.000 dólares por cabeza se han gastado los suegros, que han extendido la invitación a 500 privilegiados que han comenzado a llegar ya por tierra, mar y aire (el espacio aéreo sobre Rhinebeck se cierra por cierto a las tres de la tarde por razones de seguridad).
Pese al 'secreto de estado' que ha rodeado la lista de invitados, se especula con grandes nombres como Oprah Winfrey, Stephen Spielberg, Barbra Streisand, Ted Turner, el ex primer ministro británico John Major y la historiadora Doris Kearns Goodwin. El presidente Obama confirmó esta misma semana que no había sido invitado.
Rhinebeck se ha desperezado este sábado tarde, como haciendo acopio de fuerzas para el día más largo de su reciente historia. Las televisiones han instalado ya su plató en la intersección conocida como 'las cuatro esquinas', en el centro del pueblo y a cinco kilómetros de la mansión Astor Courts, donde arrancará la ceremonia a las seis de la tarde.
La mansión Astor Courts, con impecables vistas sobre el Hudson, es propiedad de ex productora de televisión Kathlen Hammer, generosa contribuyente a las campañas de los Clinton. El alquiler temporal será al módico precio de 100.000 dólares.
Gran parte del presupuesto se lo han llevado los arreglos florales (250.000 dólares). El vestido de la novia de Vera Wang cuesta 20.000 dólares, lo mismo que el costoso protocolo de invitaciones y algo más que el alquiler de los servicios portátiles de lujo (15.000 dólares).
Platos opcionales
El menú será servido por el restaurante Blue Ribbon y tendrá una marcada tendencia neoyorquina, con platos opcionales 'veganos' y sin gluten, por deseo expreso de la novia. El coste por tenedor se estima en 150 dólares. La gigantesca tarta de boda en varios pisos costará 10.000 dólares.
Según recoge el rotativo británico 'Dailymail', la estructura construida para albergar el enlace alrededor de la mansión ha costado más de 627.000 dólares.
El vino los servirán los viñedos Clinton, ubicados en el pueblo vecino de Clinton (estado de Nueva York). Por cortesía del ex presidente, los vecinos de River Road hicieron este viernes acopio de botellas gratis, con dedicatoria incluida: "Por haber sabido soportar el tráfico y todas las molestias ocasionadas por la boda de Mark y Chelsea". Firmado: Bill Clinton.
Tocaron las campanas a boda en Rhinebeck. Unieron por fin sus destinos Chelsea Clinton (30 años) y Marc Mezvinsky (32), a la caída de la tarde y en una ceremonia religiosa oficiada por un rabino (James Ponet) y por un reverendo (William Shilladi), por aquello del colmar las creencias religiosas del novio judío y la novia metodista.
Asistieron a la ceremonia unos 400 privadísimos invitados. Se quedaron sin verla decenas de mortales, congregados en cruce conocido como "las cuatro esquinas", en el bucólico pueblo a orillas del río Hudson, en la boda más notoria y "secreta" del verano.
Los 'no invitados' se relamieron sin embargo con las migajas del pastel de bodas: Chelsea Clinton sacó la inocente mano (parece que fue la izquierda) al paso de la comitiva nupcial y a bordo de un larguísimo todoterreno-limusina de color blanco, para no desentonar.
El momento culminante llegó con el 'I do' ('sí quiero'), culminado con el anillo de diamantes y esmeraldas que Marc le puso a Chelsea. El valor de la joya está al parecer estimado en un millón de dólares. La boda costó al final en torno a los tres millones, incluidos los 250.000 dólares en arreglos florales y los 15.000 en las letrinas portátiles de porcelana, de riguroso blanco para no desentonar.
El escenario fue la mansión Astor Courts, erigida a primeros del siglo XX por John Jacob Astor IV (fallecido en el Titanic). La casa fue alquilada por 100.000 dólares a la ex productora de televisión y multimillonaria Kathleen Hammer, gentil contribuyente de las campañas de Bill y Hillary Clinton.
“Hoy hemos visto con gran orgullo y desbordante emoción cómo Chelsea y Marc se casaban en una bella ceremponia en Astor Courts, rodeados de la familia y de los amigos más cercanos”, declaron Bill y Hillary Clinton en un comunicado conjunto. “No podíamos haber pedido un día más perfecto apra el principio de su vida juntos”.
“Estamos muy contentos de dar la bienvenida Marc en nuestras familia”, agregaron escuetamente los Clinton. “En el nombre de los recién casados, queremos dar especialmente gracias a la gente de Rhinebeck por darnos la bievenida y a todos aquellos que nos han enviado sus mejores deseos en un día tan señalado”.
La novia, finalmente, lució el traje de Vera Wang que se probó esta misma semana en Nueva York y que permanecía entre los secretos peor guardados de esta boda coreografiada por el propio Bill Clinton, por petición expresa de la novia.
La boda ha servido de excusa para que los Clinton bailaran como si nada hubiera sucedido en los 35 años que llevan casados. Hillary se hizo desear más que su marido. Los compromisos como Secretaria de Estado la retuvieron hasta última hora del viernes, cuando se dejó ver por fin de la mano de Bill y vestida con un inusual traje de altos vuelos y color verde esperanza. Fueron soprendidos por el fogonazo de los fotógrafos a las puertas del hotel Beckman Arms, de donde venía de agasajar a un puñado de ilustres invitados.
Una boda 'top secret'
Pese al secreto de estado que rodeó la 'operación Chelsea', Bill Clinton rompió el protocolo el día anterior, se dejó caer por la trattoria Gigi e invitó a vino (de los cercanos Viñedos Clinton) a todos los vecinos de River Road, "por el tráfico y las molestias ocasionadas estos días".
En la heladería Holy Cow se produjo horas antes el 'avistamiento' de Ophra Winfrey, aunque la famosa presentadora de televisión no había confirmado su presencia. Alguien creyó ver también a Jennifer López, y más de uno aseguró haberse codeado con el mítico Kobe Bryant. Una de las primeras en dejarse ver fue precisamente la 'dama de hierro' Madeleine Albright (predecesora de Hillary), seguida de cerca por el ubicuo Terry McAuliffe, eterna sombra de los Clinton.
Entre los 'no invitados' hubo una extraña y graciosísima pareja: Gary Kierman y Natasha Sopchak, que se pasearon ufanos por el pueblo con sus reconocibles máscaras de Bill y Hillary Clinton. Desde un descapotable negro intentaron consolar al gentío que se congregó en 'las cuatro esquinas' con las últimas noticias del casamiento: "No podemos revelar mucha información. La verdad es que nadie sabe quién vendrá. A todo el mundo le gustan las sorpresas ¡No queremos arruinar la boda!".
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