PUERTO PRINCIPE (AFP) - Edificios derrumbados y habitantes aterrados deambulando por las calles entre cadáveres: Puerto Príncipe quedó sumergido en el caos tras el poderoso sismo que asoló el martes Haití y las autoridades temen "centenares de miles" de muertos.
El panorama de la capital es tenebroso. Escombros por doquier y cadáveres amontonados en las calles muestran la macabra desolación que se ha instalado en esta ciudad de cerca de dos millones de habitantes.
"Camino por encima de cuerpos sin vida. Mucha gente se encuentra debajo de los edificios. El hospital general colapsó. Necesitamos apoyo. Necesitamos ayuda. Necesitamos ingenieros", fue el llamado de la primera dama, Elisabeth Preval, que se salvó al igual que su esposo, el presidente René Preval, del desplome del palacio presidencial.
Millares de haitianos deambulaban por las calles el martes por la noche, a veces entre lágrimas. Otros se afanaban en busca de sus allegados o para ayudar a los heridos.
El palacio presidencial se derrumbó, lo mismo que la catedral, hospitales, hoteles y escuelas.
"El centro de Puerto Príncipe está destruido, es una verdadera catástrofe", deploró Pierre, un residente cubierto de polvo que apenas podía expresarse, mientras intentaba volver a pie a su casa, a varios kilómetros de donde lo sorprendió la sacudida.
Otros habitantes se vieron forzados a abandonar sus domicilios en busca de patios de recreo o espacios abiertos. Cualquier lugar donde no corrieran el riesgo de ser aplastados por el derrumbe de un inmueble.
"La montaña pareció derrumbarse" tras el terremoto, narró Emmet Murphy, director de la misión haitiana de la ONG estadounidense ADCI/VOCA, en un correo electrónico enviado a la AFP. "Tengo suerte de estar vivo", aseguró tras explicar que volvía en auto a Puerto Príncipe cuando fue sorprendido por el sismo.
El primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, afirmó este miércoles a CNN que temía que el balance superara los 100.000 muertos.
Algunos edificios cayeron como castillos de naipes. Otros todavía están en pie, pero las anchas grietas ilustran la fuerza del temblor de magnitud 7.0 que también destruyó la sede de la fuerza de paz de la ONU.
"Entre 115 y 200 empleados expatriados de la ONU están desaparecidos", informó el miércoles a la AFP Elisabeth Byrs, portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA, por sus siglas en inglés).
El terremoto se sintió asimismo en Petionville, 12 km al este de Puerto Príncipe, donde también colapsaron numerosos edificios.
"Vi mucha destrucción en mi camino. Me salvé por poco del derrumbe del lugar donde trabajaba", relató Marie Claire, empleada en un laboratorio médico.
Poco después del sismo, la noche cayó sobre la capital haitiana sumergiendo en completa oscuridad las devastadas calles, lo que aumentó el pánico en la población.
Vehículos de la Policía haitiana, de Naciones Unidas o de la Cruz Roja intentaban mal que bien trasladar a los heridos, pero las casas destruidas bloquean su circulación.
Pero no es la única dificultad para los socorristas y habitantes: las líneas telefónicas resultaron seriamente afectadas y era muy difícil comunicarse con Haití desde el extranjero.
La mayoría de las estaciones de radio y de televisión seguían sin operar varias horas después del temblor, y las pocas radios que podían emitir lanzaban llamados urgentes.
Con los teléfonos colapsados pero con algunos servicios de internet todavía disponibles, muchas de las primeras fotos, videos y testimonios de lo que ocurría en Haití provinieron de usuarios de Twitter, algunos de ellos en busca de ayuda.
Fotos desgarradoras, y noticias sobre la situación y pedidos de asistencia se divulgaron rápidamente en el servicio de micro-blogs, que una vez más se convirtió en herramienta clave durante un desastre.
En las fotografías tomadas inmediatamente después del terremoto las escenas son de pesadilla. Y entre los reportes más estremecedores, Troy Livesay -que se identifica como trabajador de World Wide Village en Haití-, señaló: "Las réplicas continuaron toda la noche. El sol se puso poco después del gran terremoto. Salió ahora. Está inquietantemente silencioso".
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