Gallardo Spyder: amor a primera vista

Al volante

Miércoles, 8 de abril de 2009 LLEGA EN MAYO Gallardo Spyder: amor a primera vista A los encantos del Lamborghini Gallardo coupé –560 caballos, tracción total o 324 km/h de punta– la variante descapotable añade la posibilidad de disfrutarlos a cielo abierto. El precio a pagar por ello: unos 210.000 euros.

JOAQUIM OLIVEIRA TENERIFE.-Si para enamorarse del nuevo Lamborghini Gallardo LP 560-4 Spyder basta con mirarlo, para descifrar los apellidos de este descapotable biplaza con techo de lona, hay que estar un poco más informado. De modo que LP (de Longitudinale Posteriore en italiano), se refiere a la disposición del motor, colocado detrás del conductor y longitudinalmente con respecto al sentido de la marcha; el 560 remite a la potencia máxima y el 4 nos revela que disponemos a nuestro servicio de una tracción integral permanente. En España se venderá en mayo por unos 210.000 euros. Como en el coupé del que deriva y que es el deportivo más importante de la marca, nos encontramos los cambios de diseño introducidos respecto del primer Gallardo: paragolpes más agresivos, ópticas delanteras más pequeñas y –por cortesía de Audi– luces diurnas de led’s y diseñadas en forma de Y. Aunque lo que empieza a crear ansiedad hasta en el más experto de los conductores, es saber lo que se esconde en la parte trasera. Un motor V10 atmosférico con 5,2 litros, inyección directa y una elevada relación de compresión que permiten entender los 560 caballos (a 8.000 revoluciones por minuto) y los 540 Nm de par máximo. Como en un avión El juego de negro y plata metálica en todo el interior es de una elegancia casi tan impresionante como la calidad de materiales y su montaje, pero en el momento en que se gira la llave (lástima que aún no exista botón de arranque) el acceso a la quinta dimensión remite al silencio todos los demás sentidos. El brutal rugido del motor llena el habitáculo y anticipa un caudal de emociones difíciles de pasar al papel, aunque sea improbable que se llegue a tener carretera para poner activar el modo de aceleración, que combina idealmente el acelerador y el embrague para un despegue digno de Fernando Alonso. Sólo hay que engranar la 1ª; seleccionar el modo Corsa de la transmisión (el más rápido de los cinco programas del nuevo cambio robotizado e-gear, con levas detrás del volante); desconectar el control de tracción y pisar a fondo el acelerador y el freno hasta que la aguja llegue a las 5000 rpm. Entonces se suelta el último y......diossssssss, esto es lo más cerca que estaremos de una prueba de lanzamiento en Cabo Cañaveral. Menos mal que para lidiar con semejante caballería, el Gallardo dispone de tracción permanente a las cuatro ruedas, con un reparto de potencia 30/70 entre ambos ejes. En el trasero, además, existe un autoblocante mecánico (tarado al 45%), mientras delante esta función la realiza de forma electrónica el control de estabilidad. Mejores sensaciones Con semejante arsenal, no extraña que incluso un conductor medio parezca brillante, ayudado por un chasis revisado y que trasmite más y mejor sobre cómo se relacionan las ruedas y la carretera. La dirección es superdirecta, mientras la estabilidad en línea recta se aprovecha del spoiler trasero que se eleva por encima de los 120 km/h. En este súper deportivo de 4,34 metros (más pequeño que un VW Golf), pero 1,90 metros de ancho (más ancho que un Clase S) y 1,18 metros de altura, el reparto de masas –43% delante y 57% detrás– es una de las claves para el equilibrio del comportamiento cuando intentamos acercarnos a sus limites en carreteras viradas y, a ser posible, desiertas... Los que prefieren la sensualidad de los números, que tomen nota: este descapotable de ensueño llega a los 324 km/h y los 100 iniciales los cubre en 4 segundos (13,1 segundos de 0 a 200 km/h), ritmos a que seguramente se dobla la cifra de consumo homologado (obtenida en ritmo de Paseando a Miss Daisy) de 14 litros (330 gr/km de CO2). Aún así, un 18% menos que la anterior generación de este motor. La capota textil mantiene el mecanismo anterior (que tarda 20 segundos a abrirla o cerrarla por completo). También el cristal trasero independiente, que trabaja igualmente como deflector de viento y los arcos de seguridad colocados por detrás de los reposacabezas.

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