Lima, 22 nov (EFE).- Los gobernantes de la región Asia Pacífico
dieron hoy su respaldo a las medidas decididas por el G-20 para
afrontar la crisis económica y al libre comercio, pero además
tuvieron tiempo para tratar algunos problemas políticos.
Reunidos durante varias horas en el fortín conocido como el
"Pentagonito", sede del cuartel general del ejército, los 21
presidentes o primeros ministros del Foro de Cooperación Económica
Asia-Pacífico (APEC) repitieron, como era de esperar, las recetas
decididas en la reciente cumbre de Washington por el G-20.
La idea central, que ya se ha impuesto sin discusión en los
debates en estos días previos a la cumbre, fue que poner obstáculos
al libre comercio no haría sino agravar la situación de la economía
mundial.
Esta es la tesis que articula el documento sobre la economía
global, que el gobierno peruano ha querido separar del documento
oficial de la cumbre y que se hará público mañana.
Para los 21 miembros de APEC, la solución al torbellino
financiero y económico no está en el proteccionismo, sino en
mantener los principios del libre mercado que han inspirado a esta
organización desde su creación en 1989, señala la declaración.
"Reiteramos nuestra creencia de que los principios del libre
mercado y los regímenes de libre comercio e inversiones, seguirán
llevando al crecimiento global, el empleo y la reducción de la
pobreza", manifestaron los gobernantes.
En su declaración los gobernantes apoyan también los esfuerzos de
las instituciones financieras y los bancos privados "para asegurar
que esté disponible la financiación adecuada para los negocios,
incluidas la pequeñas y medianas empresas, y mantener el flujo de
comercio e inversión en la región", dijo la declaración.
Los gobernantes hicieron también alusión casi de pasada a otros
"importantes desafíos que tiene la región", como el cambio
climático, la seguridad energética, un desarrollo limpio y la lucha
contra el hambre, la pobreza, la enfermedad y el terrorismo", temas
que han estado casi ausentes del debate en los pasados días.
Una de las personalidades que más ha brillado en esta jornada ha
sido el presidente colombiano, Álvaro Uribe, único jefe de estado no
miembro de APEC invitado a la cumbre de Lima y que se lleva nada
menos que el apoyo de EE.UU., China, Japón y Rusia para incorporar a
Colombia al APEC en 2010, además de un TLC con Canadá y un acuerdo
de promoción de inversiones con China.
Si bien el APEC tiene un color marcadamente apolítico, la
convergencia en Lima de tantos gobernantes de grandes potencias ha
propiciado un inevitable tratamiento de cuestiones netamente
políticas, ya sea el programa nuclear coreano o la crisis en el
estado caucásico de Georgia.
Así, una reunión a tres bandas en Lima entre los gobernantes de
EE.UU., Japón y Corea del Sur cristalizó en el anuncio para el
próximo mes de nuevas conversaciones internacionales para la
desnuclearización de Corea del Norte, protagonizadas por los cuatro
países mencionados más Rusia y China, y que se celebrarán en este
último país.
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, que ha llegado a esta cumbre
con un perfil muy bajo (no va a ofrecer ningún discurso ni trae
propuestas económicas) sí aprovechó para reunirse con George W. Bush
y con el primer ministro japonés, Taro Aso.
Con el primero se daba por hecho que la cuestión de Georgia
estaría sobre el tapete, después de que Bush diera en Lima unas
contundentes declaraciones recordando que hoy se cumple el quinto
aniversario de la "revolución de las rosas", según él "uno de los
capítulos más inspiradores en la historia de la libertad".
Con Taro Aso planeaba la incertidumbre de si saldría a relucir el
asunto de las Islas Kuriles, si bien el asunto parece preocupar poco
en Rusia y más en Japón, al fin y al cabo país que reivindica esas
islas ocupadas por Rusia.
La presencia en Lima de tantos dirigentes mundiales generó unas
inéditas necesidades de seguridad que pasaron no solo por la
movilización de 39.000 agentes de policía, sino que hoy entraron en
liza incluso una fragata de la Armada peruana y un portaaviones
estadounidense con aviones F16.
Los distritos cercanos a los hoteles de las delegaciones y al
"Pentagonito" han sido virtualmente tomados por las fuerzas de
seguridad peruanas, que han cerrado calles al tránsito rodado y
peatonal y han apostado a policías en puentes y edificios públicos.
Una simbólica manifestación de apenas 200 personas en las
cercanías de la embajada de EE.UU., convocada contra la presencia de
Bush y la misma cumbre de APEC, mereció la estricta vigilancia de un
número superior de policías, varios a caballo, y dos tanquetas
antidisturbios, pese a que en ningún momento degeneró en disturbios
ni violencia.
Y eso que el día había empezado con un seísmo, uno de los leves a
los que está acostumbrada Lima: un temblor de 3,8 grados en la
escala Richter que pareció querer recordar a los gobernantes las
turbulencias del mercado financiero sobre las que iban a tratar en
su cumbre anual
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