El mejor alcalde, en tanga

EFE Gabeira, tras nadar unos largos en la piscina del Club Flamengo

VERÓNICA GOYZUETA | SAO PAULO

Domingo, 26-10-08

Cerca de 29 millones de brasileños, el 21 por ciento de los electores, vuelven hoy a las urnas para elegir en segunda vuelta 30 alcaldes, entre ellos los regidores de las dos mayores ciudades del país: Sao Paulo y Río de Janeiro. Los resultados aclararán el horizonte político de un país que pondrá fin en las presidenciales de 2009 a la era Lula, quien no puede presentarse a la reelección.

La sorpresa en este segundo sufragio es Fernando Gabeira, candidato del Partido Verde a la alcaldía de Río. Ex guerrillero y defensor de la legalización de la marihuana, Gabeira puede convertirse -según los sondeos- en el próximo regidor de un bellísimo enclave sacudido por la guerra urbana entre policías y traficantes de droga. Gabeira, un periodista de 67 años, tiene un curriculum tan sorprendente como la ascensión que lo llevó a empatar en la primera vuelta con Eduardo Paes, el candidato apoyado por el presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

Gabeira participó en 1969, como guerrillero del MR8 (Movimiento Revolucionario 8 de octubre), en el secuestro del embajador de EE.UU. Charles Elbrick; un episodio que él mismo describe en el libro «¡A por otra, compañero!», adaptado al cine en 1997 y candidato al Oscar. El secuestro buscaba obligar a la dictadura que dirigía el Brasil de la época a soltar 15 presos políticos, entre ellos José Dirceu, considerado el hombre que llevó a Lula a la presidencia.

Exilado en Europa entre 1970 y 1979, Gabeira volvió a los titulares en 1980 con una tanga de croché que escandalizó hasta a las chicas de Ipanema. Eterno rebelde de la política brasileña, Gabeira fue uno de los primeros parlamentarios que desertó del Gobierno de Lula por considerar que el Partido de los Trabajadores no estaba siendo coherente con sus ideales de izquierda.

Al verse cerca de la silla municipal, Gabeira ha suavizado sus declaraciones sobre la legalización de la marihuana, a sabiendas de que el tema alcanza el alma a los electores de Río. «Estamos en el camino equivocado. El camino no es discutir si debemos legalizar o no. El problema central es fortalecer a la Policía para que ella pueda darle sentido a cualquier proyecto», respondió evasivo en el último debate televisivo.

En Río, la guerra entre policías y traficantes tiene traumatizada a la ciudad desde hace más de cuatro décadas, sin que surja una salida en el horizonte debido al poder acumulado por los narcos y la represión cada vez más violenta de las fuerzas del orden. Según el Instituto de Seguridad Pública de Río, la Policía mató 819 personas en el primer semestre de este año (3,8 víctimas por día), muchas de ellas sin vínculos con el crimen organizado. Tiempos difíciles para un rebelde libertario.

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