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Lula, en el Knesset (Parlamento israelí), con Simon Peres (dcha.) y el portavoz (centro). | Reuters
- 'No podemos abrazar a quien abraza a un hombre que niega el Holocausto', dijo
- El presidente de Brasil no visitó la tumba del fundador del sionismo
El presidente brasileño, Lula Da Silva, pronuncia un solemne discurso en el Knesset (Parlamento israelí) ante la presencia de su amigo y homólogo, Simon Peres. El primer ministro Benjamín Netanyahu se muestra efusivo con Lula, al que por un lado le pide "apoyo para frenar la amenaza nuclear de la dictadura iraní", y por otro le hace reír cuando confiesa: "Hace poco, discutí con un dirigente europeo que decía que Maradona es el mejor futbolista de todos los tiempos. Yo le respondí que era Pelé. Ojalá algún día sólo tengamos estas discusiones en Oriente Próximo".
En el Parlamento, sin embargo, brilla la ausencia del ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman. No se trata un "problema de agenda", ni está enfermo. Simplemente el jefe de la diplomacia ha decidido boicotear al presidente brasileño, que se ofreció a mediar en el proceso de paz. Lieberman nunca ha ocultado su enfado por la amistad de Lula con el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad. "No podemos abrazar a quien abraza a un hombre que niega el Holocausto y pide la destrucción de Israel", dijo hace unas semanas en una conversación privada en la 'Cancillería'.
El enfado de Lieberman se ha multiplicado este lunes con la decisión de Lula de no visitar en Jerusalén la tumba del fundador del sionismo, Theodor Herzl, mientras sí que colocará una ofrenda floral en el Mausoleo del líder palestino Yasir Arafat, en Ramala. Lieberman tampoco ha estado presente en la reunión entre Netanyahu y Lula, como estaba previsto. Según fuentes de Exteriores, el boicot llega tras el fracaso para convencerle a visitar la tumba de Herzl.
'Tiranía y crueldad'
Odiado en el mundo árabe, criticado en la Unión Europea y ninguneado en Estados Unidos, Lieberman se limita a viajar a África y los países de la ex Unión Soviética. Su política de "responder de forma inmediata a cada ataque contra el honor nacional israelí" le ha llevado a enfrentarse a varios países, como Turquía o Suecia. Antes del boicot, el presidente del gigante sudamericano pidió a israelíes y palestinos "un esfuerzo para conseguir la paz", poniendo como ejemplo "la armonía entre los miles de judíos y millones de árabes que viven en Brasil".
Conocedor de la buena relación del brasileño con Ahmadineyad, Netanyahu le miró a los ojos y le dijo: "El régimen de Irán tiene valores completamente opuestos a los que ustedes defienden. Ellos representan tiranía y crueldad, y vosotros simbolizáis apertura y tolerancia. Ellos honran la muerte y vosotros la vida". En referencia al programa nuclear iraní y a las ya existentes armas nucleares de Israel, Lula afirmó estar "muy orgulloso que no haya armas de destrucción masiva en América Latina. Ojalá nuestro ejemplo se aplique en otras zonas del planeta".
Ante la decepción de sus anfitriones, Lula confirmó que visitará Teherán el próximo 15 de mayo, reiterando su oposición a las sanciones económicas contra Irán para abortar su proyecto nuclear. Más allá del boicot de Lieberman- que se debe interpretar también como un gesto más en su batalla interna ante la amenaza de los tribunales por corrupción- Lula ha hecho historia. Como él mismo ha recordado, es el primer dirigente brasileño que visita esta zona desde el emperador Pedro II, en 1876.
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