El canciller Avigdor Lieberman reconoció ante medios israelíes que no asistió al discurso de Lula da Silva el lunes en el parlamento y a otros dos actos. Lieberman dijo que estaba molesto ante la decisión de Lula de no visitar la tumba del líder sionista Theodor Herzl, especialmente porque sí accedió a depositar una ofrenda floral el miércoles en la del palestino Yaser Arafat.
"No puedo aceptar que una persona no esté preparada para visitar la tumba de Herzl pero sí para asistir a la tumba de Arafat", dijo Lieberman al sitio noticioso YNet. Consideró que el desaire rompió los protocolos.
Un vocero de la oficina de Lula respondió que las visitas a la tumba de Herzl no están dentro del protocolo aceptado para un viaje de un jefe de estado extranjero.
"Nunca se consideró como parte de la agenda del presidente", dijo el funcionario, que pidió no ser identificado porque no está autorizado para hablar al respecto. El vocero agregó que la respuesta de Israel fue extraña, si se toma en cuenta que en los recientes viajes de otros mandatarios a ese país tampoco se visitó la tumba de Herzl.
Por ejemplo, el presidente francés Nicolás Sarkozy y el primer ministro italiano Silvio Berlusconi no asistieron a esa tumba en sus últimos viajes a Israel, dijo.
Las autoridades israelíes señalan que la visita a la tumba de Herzl se restituyó recientemente dentro del protocolo. La semana pasada el vicepresidente estadounidense Joe Biden asistió a ella.
La disputa diplomática amenaza con opacar una recepción, que salvo ese incidente, ha sido cordial para Lula. El lunes presidente brasileño y el primer ministro Benjamin Netanyahu acordaron realizar reuniones entre ambos gobiernos cada dos años.
Lula dijo que su visita, la primera que realiza un presidente brasileño durante su mandato, era una "misión de paz" con la que esperaba aumentar la participación de Brasil en las relaciones internacionales.
Tras su estancia en Israel prosiguió hacía Cisjordania para reuniones con autoridades palestinas y partiría para Jordania el miércoles.
Lieberman, por su parte, es conocido por su estilo belicoso. Ha insistido que Israel no se quedará de brazos cruzados si otro país lo ofende y este año se ha visto involucrado en varios incidentes diplomáticos.
Protestó ante Turquía por una serie televisiva que presuntamente retrataba a soldados israelíes asesinando niños inocentes, y exigió que Suecia condenara un artículo en un diario sueco acerca de que soldados israelíes habían intentado robar órganos de palestinos muertos. Suecia se negó y su ministro del exterior canceló un viaje a Israel durante la disputa.
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