Su programa de Gobierno busca la inclusión social en el desarrollo económico
JUAN ARIAS | Río de Janeiro 17/02/2010
El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, después de 30 años de existencia, celebrará su IV Congreso Nacional a partir de mañana. En este congreso, el PT proclamará a la ministra Dilma Rousseff candidata oficial para disputar las elecciones presidenciales de octubre, con el acento puesto en una presencia mayor y más decisiva del papel que debe representar el Estado en la economía brasileña.
Rousseff se presenta al congreso como única candidata con un libro entrevista titulado Un país para 190 millones de brasileños, en el que expone su visión sobre lo que llama "el bienestar social al estilo brasileño".
En estas primeras notas de lo que será el programa de gobierno de la candidata del presidente Lula para disputar su sucesión ya se advierten algunas diferencias con su patrocinador. Para Rousseff, ex guerrillera, más a la izquierda de Lula, Brasil necesita un Estado más fuerte en la economía, no sólo para atraer inversiones, sino para realizar obras. Ella postula, en la línea del presidente, un "desarrollo económico con inclusión social". Ése, dice, "es nuestro modelo económico".
Más estatalista que Lula, que la impuso como candidata en su propio partido, Rousseff se presenta como continuadora de su obra, pero con acento propio: "Muchos decían que sólo existía una forma de que las personas mejorasen su situación económica, y ésta era a través del mercado. Si nos lo hubiésemos creído, hoy estaríamos todos salvados", afirma, irónicamente, en su libro.
La tesis de la candidata para suceder a Lula es clara: "Nuestro modelo es el que otorga a los 190 millones de brasileños el derecho de ser el centro del mismo". Tendrán que ser todos y no sólo una parte privilegiada los que lleven a cabo ese modelo de desarrollo con inclusión social. "No se promueven políticas de universalización sin subsidiar: eso es imposible en Brasil", afirma.
Para Rousseff, el gran desafío si gana las elecciones será "superar el peso de 25 años de estancamiento de la economía y de las políticas económicas". En esos 25 años coloca también los ocho años del Gobierno de Lula, aunque se adelanta a anotar que "con Lula hemos aprendido el camino. Sabemos cómo hay que hacer".
Lula, sobre todo en su primer Gobierno, de 2003 a 2007, se manifestó muy abierto al mercado, contrariando con su política neoliberal y de apertura a los inversores extranjeros a su mismo partido, que le pedía más Estado y una política más a la izquierda. Sin embargo, en su segundo mandato, tras la crisis financiera mundial, elogió el papel de la intervención del Estado en la economía con estas palabras: "El fracaso del sistema financiero internacional ha hecho resurgir al Estado como capaz de resolver la crisis".
La ministra Rousseff, que es una gran gestora, mujer más de acción que de pensamiento, apunta metas concretas de la intervención del Estado, por ejemplo, para universalizar el acceso a los servicios básicos (el 27% de la población carece de ellos); mejorar la seguridad pública; aumentar los servicios de la sanidad para todos y dar casa propia a los ocho millones que aún carecen de ella y viven hacinados en las favelas. En este punto, la ministra candidata es taxativa: "¿Cómo va a resolver, por ejemplo, el mercado la falta de millones de viviendas de trabajadores que no pueden comprarse una casa con su salario?". Según ella, ahí es imperativa la acción del Estado, no sólo incentivando, sino construyendo, como un empresario más.
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