Francisco Munoz AP
Presidenta argentina Cristina Fernández inaugura un paseo turístico en el glaciar Perito Moreno, el Calafate, lunes 15 de febrero de 2010. Un decreto firmado por Fernández el martes 16 de febrero para controlar la navegación entre el continente y las islas Malvinas, generó temores de un nuevo conflicto con Gran Bretaña. El enfrentamiento es por las reservas submarinas de petróleo y gas en torno de las islas. (AP Foto/Francisco Munoz/OPI Santa Cruz)La exigencia argentina de ejercer control directo sobre la navegación desde el territorio continental hacia las islas Malvinas generó temores de un conflicto en torno a los recursos energéticos en el Atlántico sur, con Gran Bretaña reaccionando furiosa el miércoles, diciendo que Buenos Aires no puede tomar tal decisión.
Gran Bretaña triunfó en 1982 cuando los antiguos antagonistas libraron una guerra por la soberanía sobre las islas. Estaba en juego el orgullo nacional, junto con los sentimientos heridos de la era colonial y la lealtad de los propios isleños.
Esta vez, el enfrentamiento es por algo más tangible: el control de importantes reservas de petróleo y gas que podrían generar miles de empleos y miles de millones de dólares en las próximas décadas.
El ministerio del Exterior sostuvo que Argentina no puede controlar las aguas territoriales en torno de las islas, que Gran Bretaña llama "Falklands".
Funcionarios británicos dijeron que las medidas anunciadas por la presidenta Cristina Fernández no se aplican a las islas.
El parlamentario Andrew Rosindell, secretario de la comisión encargada de las islas, dijo que sería peligroso hacer caso omiso de la provocación argentina.
"Cualquier intento de la Argentina de reclamar cualquier tipo de derecho soberano sobre la región es algo que debemos tomar muy en serio", dijo. "No creo que debamos apaciguar a Buenos Aires, ya vimos la vez pasada lo que sucede".
Sin embargo, dijo que un nuevo conflicto militar es improbable porque Argentina sabe que no puede enfrentar con éxito a Gran Bretaña, que patrulla esas aguas con buques de la Marina Real.
"Es el típico discurso para ganar simpatías, pero saben que los británicos están preparados y que esta es una batalla que no pueden ganar".
Dijo que los comandantes de barcos deben hacer caso omiso de la decisión argentina cuando pasen de aguas internacionales al mar que rodea las islas, que calificó de aguas bajo soberanía británica.
Humphrey Maud, el primer embajador británico en Buenos Aires después de la guerra, dijo que el anuncio argentino es un suceso grave y preocupante que viola el acuerdo que condujo a la reanudación de relaciones diplomáticas.
Dijo que los argentinos apuntan a obtener una tajada de la riqueza petrolera del territorio, algo que en su opinión Gran Bretaña jamás aceptará.
"Tienen en su fuero íntimo un sentimiento muy grosero de que si hay petróleo allá, quieren una gran parte", dijo el diplomático retirado. "Estamos absolutamente convencidos de nuestro derecho y soberanía sobre las islas. Los isleños tienen el derecho absoluto de mantener las relaciones comerciales que les parezcan oportunas".
Ambos países protagonizaron un conflicto armado en 1982 por la soberanía de Malvinas.
En Argentina, el gobierno aseguró el miércoles que a raíz del decreto que restringe la circulación de buques entre el territorio continental argentino y el archipiélago, se hará "más difícil y más costosa" la exploración de hidrocarburos en la zona por parte de las empresas británicas de exploración de hidrocarburos.
El vicecanciller argentino Victorio Taccetti agregó que el decreto firmado el martes por la presidenta Fernández en respuesta al inminente inicio de actividades de exploración petrolera en el archipiélago por parte del Reino Unido "se integra en una estrategia argentina" de defensa de sus "derechos legítimos sobre las Malvinas".
Esos derechos "son desconocidos sistemáticamente por los ingleses", dijo el funcionario en declaraciones a Radio Milenium, las cuales también fueron reproducidas por la agencia oficial de noticias Télam.
El decreto establece la necesidad de una autorización del gobierno argentino para embarcaciones que naveguen por aguas jurisdiccionales argentinas, lo que fue rechazado por su par británico, el cual afirma que el país sudamericano no puede controlar las aguas territoriales en torno de las islas.
Taccetti explicó que pese a que ya existían "algunas autorizaciones de tipo administrativo" para la operación de los buques, el decreto "eleva el nivel" de exigencias, ya que varios ministerios intervendrán en el trámite.
Explicó que el trámite dificultaría la operatoria de los buques que se dirijan a Malvinas, porque "cuanto más lejos tengan que ir a buscar sus aprovisionamientos, se les hace más difícil y más costoso" el trabajo de exploración de hidrocarburos.
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La periodista de The Associated Press Almudena Calatrava contribuyó a este despacho desde Buenos Aires.
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