Por Fabiola Torres
Se promocionan como la mejor forma para quemar grasa y moldear la figura rápido y sin esfuerzo. Son sustancias en ampollas con nombres complicados (L-carnitina, fosfatidilcolina, centella asiática, alcachofa plus, etc.), pero cada vez más populares entre las mujeres que se esperanzan en estos productos sin pensar en los riesgos para su salud.
En centros de cosmiatría, spas y peluquerías de Lima venden y ofrecen inyectar las ampollas en tratamientos que llaman mesoterapia, los cuales incluyen desde cinco hasta veinte sesiones de inyecciones y masajes en la zona del cuerpo que la clienta desea reducir. "El pinchazo no produce dolor. Puede hacerlo nuestra cosmiatra o le vendemos el producto para que se lo aplique por su cuenta", nos explica una vendedora de un centro de estética, ubicado en Miraflores.
Con el "boom" de los centros de estética y cosmiatría en la capital, se ha extendido la venta y el uso de las sustancias quema grasa, a cargo de personas que invaden áreas de la medicina sin ser profesionales. Para tener una idea de este rentable negocio: cada sesión de mesoterapia puede costar entre 50 y 150 soles.
FUERA DE CONTROL
El Ministerio de Salud no regula dicha actividad ni fiscaliza a las cosmiatras (en teoría, cosmetólogas expertas en el cuidado externo de la piel) aun cuando los hospitales reportan desde el 2004 más de 400 casos de mujeres con infecciones crónicas en la piel tras la aplicación de estos productos, según una investigación del infectólogo Eduardo Gotuzzo, del Colegio Médico del Perú.
Una de las víctimas es Sandra, quien hace un año compró por 150 soles una caja de 20 ampollas de L-carnitina y alcachofa plus a una cosmiatra por Internet. Su sueño de un cuerpo bello se convirtió en una pesadilla de cicatrices en el abdomen.
La Digemid tampoco realiza controles sanitarios de las famosas sustancias quema grasa debido a que estas ingresan al país desde el 2002 como cosméticos mediante una norma facilitadora, la Decisión 516, vigente entre los países de la Comunidad Andina. Sus importadores solo muestran una notificación sanitaria, especie de declaración jurada en la que informan de su intención de comercializar un producto cosmético en cualquiera de los países de la Comunidad Andina. Así es como ingresan, por ejemplo, las ampollas de la marca colombiana Armesso y de la argentina Niza Científica.
En el plano administrativo todo parece funcionar conforme a ley, pero algo extraño ocurre cuando los productos llegan a manos de las cosmiatras, las principales clientas y distribuidoras de las empresas fabricantes.
Aunque en el empaque de los productos de Armesso, la marca más conocida en Lima, se indica que las sustancias (L-carnitina, alcachofa plus, centella asiática, silicio orgánico, etc.) son de uso tópico, las cosmiatras las inyectan en el cuerpo de sus clientas. Y no se trata de casos aislados, sino de una peligrosa práctica generalizada en muchos centros de cosmiatría de Lima. Sin embargo, la empresa fabricante no ha protestado públicamente por ello pese a los casos de mujeres desfiguradas reportados desde hace cinco años.
María Marín, química farmacéutica representante de Armesso en el Perú, dice que las sustancias quema grasa deben aplicarse a través de máquinas reductoras y masajes, pero reconoce que la mayoría de cosmiatras las inyectan como si en vez de un cosmético se tratara de un producto terapéutico. Las sustancias de Niza Científica vienen en presentaciones de cremas y ampollas. Los fabricantes argentinos dicen que solo un médico puede aplicar las inyecciones. Sin embargo, las cosmiatras también las usan y aplican en centros de estética y spas.
¿ TIENEN BASES CIENTÍFICAS?
Si bien Armesso y Niza Científica son empresas de cosméticos formales, no muestran pruebas fehacientes de la eficacia de sus productos quema grasa. Este Diario les solicitó dicha información y la primera nos envió solo un listado de referencias bibliográficas, mientras que la segunda dijo que solo puede explicarle ello a médicos.
En sus páginas web no aparece esta información y ningún médico reconocido en Lima se atreve a sostener públicamente que sirven para reducir medidas del cuerpo. La Digemid recién investiga si hay estudios confiables que las respalden a pesar de que el Colegio Médico del Perú alerta sobre una epidemia de salud pública a causa de la aplicación de inyecciones quema grasa desde hace cinco años. La adulteración de estos productos es un problema conexo y solo hay que darse una vuelta por la avenida Emancipación, en el Centro de Lima, para encontrar puestos de venta de productos quema grasa sin registro sanitario.
Militza Jovick y Gustavo Núñez, de la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica, advierten que las cosmiatras ejercen ilegalmente la medicina cuando inyectan sustancias en el cuerpo, pero no pueden ser sancionadas por el Colegio Médico. "Solo queda denunciarlas penalmente por atentar contra la vida y la salud", explica Jovick. Empero, muchas mujeres deciden quedarse calladas por vergüenza. A la Fiscalía de Prevención del Delito y las municipalidades les toca fiscalizar esta actividad.
LAS CIFRAS
3.000 cosmiatras habría en Lima, pero solo unas 100 integran la Asociación Peruana de Esteticistas y Cosmiatras.
830 locales donde se brindan servicios de spa, cosmetología y cosmiatría existen en Santiago de Surco y Miraflores, según reportes enviados por los municipios. La oferta se concentra en estos distritos.
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