23 de septiembre de 2009, 01:18 AM TEGUCIGALPA (AFP) - El gobernante de facto Roberto Micheletti dijo este martes estar dispuesto a dialogar con el derrocado Manuel Zelaya, que por su parte continuaba refugiado en la embajada brasileña en Tegucigalpa y denunció un plan para "tomar" el lugar, rodeado por tropas hondureñas.
"Estoy listo para conversar con el señor Zelaya, siempre y cuando él reconozca explícitamente las elecciones presidenciales" previstas para el 29 de noviembre, dijo Micheletti en una declaración leída por su canciller Carlos López.
"El señor Zelaya es un ciudadano de Honduras, tiene todo el derecho de estar aquí", agregó Micheletti, que desde el golpe del 28 de junio había impedido sus intentos de regreso. El texto rechazó que la propuesta contemple la posibilidad de un regreso de Zelaya a la presidencia.
Respecto al diálogo, López dijo que se podría solicitar una gestión externa. "Podría ser perfectamente en el marco de una delegación de cancilleres de estados miembros de la Organización de Estados Americanos, que venga acompañada por un observador", dijo, en aparente alusión al secretario general José Miguel Insulza.
Por su parte, Zelaya denunció que el gobierno de facto prepara un plan para "tomar" la embajada brasileña -adonde llegó secretamente el lunes- para capturarlo y asesinarlo.
"Hoy (martes) en la noche se va a tomar la embajada de Brasil. Supuestamente hay un plan de captura y asesinato. Parece que tienen hasta los forenses listos para declarar que hubo un suicidio", dijo Zelaya al canal Telesur.
"Aclaro a la comunidad internacional que Manuel Zelaya Rosales no se suicida, que está vivo luchando por sus principios y sus valores con firmeza. Prefiero morir firme que arrodillado ante esta dictadura", agregó.
El canciller de Micheletti desmintió que se pensara asaltar la embajada brasileña para apresar a Zelaya.
Tropas hondureñas rodearon la embajada este martes tras reprimir a simpatizantes de Zelaya, que dijo haber iniciado conversaciones con militares en pos de una salida a la crisis.
"Con algunos policías y militares hemos estado hablando ayer (lunes) para buscar una salida a la crisis", dijo a la AFP.
La comunidad internacional llamó al gobierno de facto a negociar una solución y pidió que se "garantice la seguridad" de Zelaya, mientras escaseaban los alimentos y el agua en la embajada brasileña. Dentro de ella hay unas 300 personas acompañando al presidente derrocado.
El gobierno de facto amplió el toque de queda hasta las 18H00 locales del miércoles (00H00 GMT del jueves).
Zelaya afirmó que Micheletti impuso el toque de queda y cerró los aeropuertos para "aislar más a Honduras" con el fin de impedir la llegada de misiones internacionales en busca de una salida.
Los militares que rodean la embajada lanzaron gases lacrimógenos y golpearon a unos 4.000 manifestantes para obligarlos a irse de la zona de la embajada. Dieciocho heridos fueron atendidos en el Hospital Escuela, dijeron fuentes médicas.
"Llegaron los policías encapuchados, nos lanzaron bombas lacrimógenas y nos agarraron a garrotazos", relató el campesino Francisco Zelaya (53), mientras una enfermera le suturaba tres heridas en la cabeza, a la AFP.
Mientras, Bertha Cáceres, líder del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH, un grupo de derechos humanos de Honduras) afirmó a la TV cubana que hay dos muertos por el operativo ante la embajada de Brasil en Tegucigalpa, aunque la versión no pudo ser confirmada por la AFP.
El secretario general de la OEA dijo que esperaba garantías para viajar a Tegucigalpa a mediar un retorno a la democracia, mientras crecían las voces por una pronta solución al conflicto hondureño, al iniciarse la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, pidió al gobierno de facto aceptar una solución "negociada y democrática" que permita el regreso de Zelaya al poder.
"Los golpistas deberían dar un lugar a quien tiene derecho de estar en ese lugar, que es el presidente democráticamente electo por el pueblo", dijo Lula en Nueva York.
Por su parte, el Grupo de Rio exigió al gobierno de facto cesar los actos de represión contra la población y garantizar la integridad física de Zelaya y los funcionarios de la embajada brasileña.
La embajada tuvo la electricidad, agua y teléfono cortados y pidió apoyo a delegación estadounidense, informó la cancillería en Brasilia. El hecho fue confirmado en Washington por el portavoz del Departamento de Estado, Ian KellPalácio do Congresso Nacional - Praça dos Três Poderes
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