La joven de 15 años desapareció junto con una compañera de clase
La familia, que ha hablado con la menor por teléfono, cree que la tienen retenida contra su voluntad.
MADRID- En el coche y con los nervios de punta. Pasadas las diez y media de la noche de ayer, Mariela buscaba una calle en Carabanchel. La última pista sobre el paradero de Andy Lisett, su hija, la tenía con el corazón en un puño. Un hombre la había visto en las inmediaciones de una casa okupa. A las once, hacía guardia para ver quién entraba y salía del edificio okupado, sito en la calle Matilde Hernández, muy cerca del Palacio de Vistalegre. Al cierre de esta edición, no había rastro de su hija. El drama de esta madre comenzó el pasado 15 de abril.
Ese día, Andy , ecuatoriana y de 15 años, no fue a recoger a su hermana pequeña al colegio, a pesar de que Mariela se lo pidió. Con un pantalón de repuesto y las llaves, la joven abandonó el domicilio familiar en Vallecas y desapareció dejando atrás una escueta nota. Ese mismo día, Andrea, otra joven de la misma edad y amiga de Andy, también recogió sus cosas y puso pies en polvorosa.
Cambio de colegio
A diferencia de Andy Lisett, no era la primera vez que Andrea abandonaba su domicilio sin dar explicaciones. Según cuenta Mariela, ya había desaparecido temporadas de semanas e incluso un mes sin pasar por casa. Esta forma de comportarse y posibles peleas entre bandas latinas fueron una de las motivaciones principales que llevaron a Mariela a desconfiar de Andrea. Un recelo que fue a más y que desembocó en una importante decisión este curso: buscar un nuevo instituto para Andy Lisett. Con este cambio de aires Mariela pensó que su hija estaría más centrada y lejos de malas compañías. Sin embargo, y según parece, ni el nuevo colegio concertado ni sus flamantes compañeros de curso modificaron la actitud de su hija con respecto a Andrea. Seguían siendo amigas. O al menos, eso es lo que parece.
Mariela no se atreve a asegurar este extremo porque, explica, trabaja muchas horas y no tiene controlado cada minuto del día a su hija mayor. En cuanto a las relaciones familiares, esta joven madre considera que son las normales entre unos padres y su hija adolescente. Prohibiciones para salir de copas o a discotecas y distantes puntos de vista acerca de cosas sin importancia.
Por lo demás, Andy es una joven sin problemas y que pasa las tardes en su casa haciendo los deberes. Por eso Mariela no daba crédito el pasado 15 de abril de lo sucedido y decidió acercarse a la comisaría a denunciar la desaparición de su hija a eso de las diez de la noche. En ese momento, se puso el protocolo típico en estos casos y los agentes pidieron a la madre paciencia. Pero a Mariela el piso se le venía encima cada mañana y decidió salir a buscarla y poner todo su empeño en localizar a Andy Lisset. «He colgado fotos, he preguntado a todo el mundo, por internet. No puedo estarme en casa», explicaba ayer bastante afectada. A pesar de que no ha vuelto a ver a su hija, sí que ha tenido noticias de ella. Cuatro días después de desaparecer, a la una de la tarde, una amiga de Andy la vio enfrente de la biblioteca de Vallecas con el pelo recogido y botines negros. «Estaba sola, pero justo al lado vive Andrea. Se fue en dirección a Moratalaz», según la chica.
Lamadas
Además, Andy Lisset ha realizado varias llamadas telefónicas a su madre, padre y a su tío. «La noto rara, como si estuviera retenida, apenas dijo mami, estoy bien». Pero esas supuestas llamadas tranquilizadoras de la joven no convencen a la madre. Su marido llamó a Andrea para interesarse por su paradero. «Ella lo cogió y mi marido le dijo que la policía la estaba buscando. Ella se rió y le dijo tómese una tila y váyanse a casa, su hija aparecerá sana y salva». Mariela llora al recordarlo. Ya casi no le quedan fuerzas.