Pandemia es un término compuesto de raíces griegas que significa “la enfermedad de todo el pueblo”. La exposición al contagio y el riesgo universal, es decir, sin límites de ninguna especie, serían por supuesto las razones que llevaron a la Organización Mundial de la Salud a declararla el pasado 11 de junio. Originalmente la conocimos como “gripe porcina”, pero al parecer razones económicas relacionadas con la necesidad de proteger el mercado de derivados de la cría de ganado porcino, motivaron a que esa denominación fuera oficialmente abolida.
También los negocios pueden morir (y otros surgir) como consecuencia de esta calamidad global.
Algunas cifras que me parece importante compartir sobre el tema y que ratifican la necesidad de que todos asumamos con responsabilidad la dimensión del problema: Según la OMS, de sus 193 países miembros, la gripe ha afectado ya a 160, con 147 mil personas contagiadas de las cuales han muerto 858, cifras que por supuesto tienen validez hoy miércoles, mientras escribo esta columna, pero que mañana, cuando usted la lea, lamentablemente serán superiores.
Las autoridades sanitarias de Estados Unidos reconocen que la gripe podría afectar, dentro de dos años, un 40% de la población del país, o sea, 121 millones de personas. Mientras tanto, en Europa se reportan más de 600 casos diarios, cantidad que por supuesto crecerá en progresión geométrica, es decir, que cada día el porcentaje de aumento será superior al anterior.
Por supuesto que los sistemas de salud de Europa y de Estados Unidos están en condiciones muchísimo más adecuadas para atender y tratar a sus enfermos que los de los países del Tercer Mundo, donde la sanidad pasa, en muchos casos, por considerarse un lujo al alcance de muy pocos, incluyendo tristemente muchos en nuestra región. Supongo, sin afirmarlo por supuesto, que la OMS tendrá muchas dificultades para obtener cifras de afectados y fallecidos en países donde por razones políticas estas no serán ventiladas y en otros donde las condiciones propias de su subdesarrollo sanitario inhiben el conocimiento de la magnitud del problema. Quizás por esa razón tenemos noticias de tan pocas muertes registradas y atribuidas a la pandemia en algunos países de la cuenca del Caribe en los que, sorprendentemente, los números son muy inferiores a los que publica nuestro Ministerio de Salud que reconoce 21 muertes.
Parecen poco confiables las cifras que reportan en esos países una incidencia prácticamente nula de la enfermedad, sobre todo si se comparan sus servicios asistenciales con los que Costa Rica ha desarrollado durante los más de 60 años de existencia de la CCSS, cuyo nivel de excelencia médica es por supuesto inobjetable.
Ante este escenario, afortunadamente el Ministerio de Salud ha reaccionado y enfrentado la enfermedad con mucha responsabilidad y eficiencia y ha tomado medidas no siempre comprendidas por los afectados, pero evidentemente orientadas desde una perspectiva científica, a controlar el crecimiento del contagio.
Hace falta sin duda que los costarricenses reconozcamos los alcances del problema en su incontenible magnitud para que actuemos más responsablemente hacia nosotros mismos y nuestros semejantes y no dejemos toda la tarea a doña María Luisa y su equipo.
quinta-feira, 30 de julho de 2009
Tomarlo en serio
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GRIPE SUINA gripe A (H1N1) FLU
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