Estrenó unas botas la Nochevieja de 2008, y todavía tiene secuelas. Durante la fiesta empezó a sentir picor en los pies. La mañana siguiente, granos y pequeñas quemaduras los cubrían. Semanas después se hincharían cuatro números por encima de la talla habitual.
Hoy, con 24 años, sufre dolores musculares e intolerancia al calor. Tras muchas pruebas de alergia, se concluyó que la causa era el dimetilfumarato, un producto prohibido por la normativa española y europea y que se utiliza como conservante fungicida en artículos, principalmente calzado y sofás, procedentes de China.
En 2009 se destruyeron o retiraron del mercado español 114,173 unidades de zapatos contaminados, y 87,876 fueron rechazadas en aduana, según el Instituto Nacional de Consumo (INC).
Más de un año después, asegura resentirse de las secuelas: “Me dan calambres tan fuertes que me tengo que sentar. Son síntomas que tengo en común con otros afectados”.
En Andalucía se destruyeron, inmovilizaron o retiraron 15,000 unidades de calzado contaminados el año pasado, según la Dirección General de Consumo de Andalucía. Es la comunidad autónoma que más alertas emitió (78) por este motivo en 2009, seguida por Castilla y León (45) y Galicia (37).
“El dimetilfumarato es irritante, actúa sobre la piel y los ojos, y a concentraciones muy bajas (1 ppm) puede producir reacciones alérgicas”, se explica en la Memoria de Seguridad de 2008 del INC, que en diciembre de ese año dio los primeros pasos para prohibir la comercialización de artículos con DMF.
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