Los narcotraficantes impiden a los candidatos a las elecciones municipales brasileñas entrar en los barrios pobres de Río de Janeiro
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 26/09/2008
Las fuerzas del Ejército brasileño que han ocupado algunas de las favelas más violentas de Río de Janeiro para evitar que el crimen organizado boicotee la entrada de los candidatos a las elecciones municipales del 5 de octubre no consiguen detener la actividad del narcotráfico. De hecho, en algunos lugares los narcos reciben a los candidatos amenazándoles con fusiles y ametralladoras y colocando osbstáculos en las calles por donde deben pasar los coches para impedir su entrada a la favela.
La causa del boicot es sencilla: los narcotraficantes quieren que los moradores de las favelas voten por los candidatos que ellos apoyan.
Los equipos de televisión que acompañaban a la candidata de izquierdas Jandira Feghali tuvieron que salir huyendo tras encontrarse con un grupo de narcotraficantes armados hasta los ojos que amenazaban con dispararles. Y los potentes altavoces de los narcos se mezclaron con los de la propaganda electoral de la candidata.
Hostilidad hacia los candidatos
A pesar de que algunos candidatos insisten en que no piden permiso a los traficantes para desarrollar en el interior de las favelas su campaña electoral, lo cierto es que siempre hay algún miembro del equipo del candidato que avisa con tiempo de su llegada. Sin embargo, los aspirantes oficiales siguen siendo recibidos con abierta hostilidad.
En algunas favelas, el Ejército ha preferido quedarse a las puertas de las mismas, sin entrar, para evitar una confrontación abierta con los narcotraficantes que los esperaban arma en mano y evitar así males peores.
En la Baixada, un local en el que estaban las tropas del Ejército, los narcos levantaron un gran cartel que decía: "En esta comunidad hay democracia. Su voto es libre". Y al lado habían construido barricadas que impedían la entrada de coches en la favela. Los mil soldados fueron sido recibidos con fuegos de artificio y disparos al aire de ametralladoras. Pocos candidatos se atrevieron a hacer propaganda a pesar de la ocupación de la favela por los soldados.
Algunos candidatos no quieren aociar su persona a la del Ejército, que no siempre es bien visto por los moradores de la favela. Desde ayer, otros 2.500 militares ocupan las favelas de Vila Vintem, Pilar, Beira-Mar, Amarelinho y Acari.
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