"Ignorar el 'no' de Irlanda tendrá efectos desastrosos para la UE"

CRISTINA GALINDO - Madrid - 25/06/2008

Cuando el no de Irlanda al Tratado de Lisboa, el 12 de junio, abrió una crisis en la UE, Václav Klaus (Praga, 1941) acababa de ser operado de la cadera. Pero su delicado estado de salud no le impidió emitir, de inmediato, un duro comunicado en el que daba por muerto el texto y exigía que se detuviera el proceso de ratificación. "El tratado fue rechazado por Irlanda de forma democrática y no puede entrar en vigor", afirma Klaus, que ha accedido a responder a un cuestionario para este diario enviado por correo electrónico.

Václav Klaus

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Nacimiento:

19-06-1941

Lugar:

(Praga)

UE

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"Con o sin el voto de la República Checa, el tratado no puede entrar en vigor"

"El europeísmo es como el esperanto: una lengua artificial"

"El ecologismo radical es un peligro para la libertad y la prosperidad"

Parte de la atención de los socios de la UE se dirige ahora a la República Checa, uno de los siete países que aún no han aprobado el documento, temerosos de que sea el escenario del siguiente varapalo al Tratado de Lisboa. Klaus no tiene la última palabra, sino el Parlamento. Y, aunque el Gobierno está liderado por el liberal Partido Democrático Cívico (el mismo al que pertenece Klaus), su primer ministro, Mirek Topolánek, ha dejado las puertas abiertas a cualquier opción, pero no se ha manifestado abiertamente en contra del texto.

Klaus, economista formado en Estados Unidos y defensor del pragmatismo liberal, es presidente desde 2003 y acaba de escribir un libro sobre el cambio climático, Blue Planet in Green Shackles (literalmente, "planeta azul en grilletes verdes", que se publicará en España este año), en el que afirma que el ecologismo radical amenaza la libertad y la prosperidad de la Tierra.

Pregunta. ¿Qué tiene que hacer la UE tras el no de Irlanda?

Respuesta. La UE no puede ignorar sus propias reglas. El Tratado de Lisboa fue rechazado por Irlanda de forma democrática y amplia y, por lo tanto, no puede entrar en vigor. Cualquier intento de ignorar este hecho y recurrir a la presión y a la manipulación política para impulsar el texto tendrá efectos desastrosos para la UE.

P. ¿Cree que la República Checa ratificará el tratado?

R. El Senado checo ha enviado el texto al Tribunal Constitucional para que lo analice. Si la República Checa ratifica o no el tratado dependerá de la decisión del tribunal y del voto del Parlamento, pero dado que debe ser ratificado por todos los Estados miembros y uno de ellos ya lo ha rechazado, el resultado final será el mismo. Con o sin el voto checo, el tratado no puede ser ratificado y no puede entrar en vigor.

P. ¿El Tratado de Lisboa perjudica a la Unión?

R. Es un paso en la dirección equivocada. El tratado amplía el déficit democrático de la UE; crea un marco legal aún más complejo y confuso; transfiere más poderes de los Estados miembros a la Unión; elimina el voto unánime en algunas áreas, e incluye cláusulas que pueden cambiar -y por tanto ampliar- las competencias de la UE sin necesidad de la aprobación de los Estados miembros.

P. ¿En qué momento se encuentra la construcción europea? ¿Cuál es el siguiente paso?

R. Necesitamos una nueva visión del proceso de integración europeo. Hay que rechazar el desarrollo que ha habido a partir de Maastricht. Y el documento debe ser escrito sobre una base diferente y por gente diferente. Necesitamos una reflexión imparcial sobre la administración correcta de los bienes públicos para establecer cuáles están a nivel municipal, regional y estatal, y cuáles a nivel de la UE.

P. Usted se autodefine como un eurorrealista, pero no se considera un euroescéptico.

R. Sólo hay dos grupos de políticos en la UE: los eurorrealistas y los euroingenuos. Yo soy un eurorrealista, lo que significa que no aplaudo todo lo que viene de la UE sin cuestionarlo y observo algunos aspectos de la integración europea de forma crítica. Los euroingenuos ven escepticismo en este enfoque porque ellos están seguros de que la UE tiene que estar en perpetuo movimiento y que cada nueva iniciativa mejora de forma automática el proceso de integración. Por eso ellos anticiparon, de forma equivocada, que Irlanda debía aceptar el tratado, simplemente porque supuestamente se ha beneficiado de ser miembro de la UE.

P. ¿La República Checa estaría mejor fuera de la UE?

R. No hay ninguna alternativa a nuestra pertenencia a la UE y siempre he apoyado nuestro ingreso. La República Checa siempre ha formado parte de Europa y ha tenido fuertes vínculos geográficos, económicos, históricos y culturales con los países del continente europeo. Pero eso no significa que debamos ratificar todos los tratados europeos y aprobar cada iniciativa de la UE.

P. ¿Hay que seguir con la ampliación?

R. La ampliación de la UE debe continuar. El Tratado de Lisboa no es la única posibilidad de que la ampliación siga adelante, como se ha argumentado. La ampliación, empezando por la entrada de Croacia, puede continuar sin el tratado.

P. La República Checa acaba de cumplir cuatro años en la UE. ¿El balance es positivo?

R. Los checos no entraron en la UE para adquirir el sentimiento de ser europeos. Deberíamos dejar a los ciudadanos del continente europeo que sean checos, polacos, italianos, daneses y no hacer de ellos ciudadanos europeos. Ése es un proyecto defectuoso. La diferencia entre un checo, un polaco, un italiano y un danés, por poner un ejemplo al azar, y un europeo es semejante a la diferencia entre el idioma checo, polaco y danés, y el esperanto. El europeísmo es el esperanto: una lengua artificial.

P. ¿Apoya la instalación de parte del escudo antimisiles de EE UU en territorio checo, pese a que los sondeos dicen que el 70% de los checos se opone?

R. Estoy de acuerdo con el escudo. Me siento muy comprometido con la relación transatlántica, como complemento a nuestro compromiso con la UE. Si finalmente se instala, estoy seguro de que en el futuro formará parte de cualquier sistema de seguridad antimisiles de la OTAN.

P. ¿Cómo están las relaciones con Rusia?

R. Las relaciones con Moscú han alcanzado un elevado nivel de desarrollo en los últimos años. Aunque existen diferencias, éstas no son una carga para nuestras relaciones.

P. Usted asegura que el cambio climático es un mito, ¿en qué se basa para decir esto?

R. En mi libro me he hecho varias preguntas: ¿el calentamiento global es una realidad?; si es una realidad, ¿es culpa del hombre?; ¿es un problema?, ¿vivirán mejor o peor los ciudadanos del mundo porque haya pequeños incrementos en la temperatura global?; ¿puede el hombre detener el proceso? Podemos decir sí sólo a la primera pregunta. Para las otras, mi respuesta es no. Veo el peligro que hay en la ideología de los ecologistas y su versión más radical, el alarmismo climático. Lo que está en juego en este debate sobre la llamada lucha contra el calentamiento global no es el clima, sino nuestra libertad y prosperidad.

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