La muerte de un mito
JORDI MINGUELL 27-09-2008
El actor estadounidense Paul Newman fallece a los 83 años de edad
El portavoz del actor estadounidense ha confirmado su muerte
MIGUEL MORA / ELPAÍS.com - Roma / Madrid - 27/09/2008
El actor estadounidense Paul Newman ha muerto a los 83 años de edad según ha confirmado su portavoz a la agencia Reuters. La noticia fue adelantada esta tarde por la fundación Dynamo Camp Limestre, fundada por el propio Newman.
FOTOS - FOTOGRAMA - 18-08-2008
. 1958 Paul Newman en un fotograma de la película 'El Zurdo' de Arthur Penn- FOTOGRAMA
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1 de 10 Sus películas más conocidas
'Marcado por el odio' (1956)
'El zurdo' (1958)
'La gata sobre el tejado de zinc' (1958)
'El largo y cálido verano' (1958)
'La ciudad frente a mi' (1959)
'Éxodo' (1960)
'El buscavidas' (1961)
'Harper, detective privado' (1966)
'Cortina rasgada' (1966)
'La leyenda del indomable' (1967)
'Dos hombres y un destino' (1969)
'Casta invencible' (1971)
'El hombre de Mackintosh' (1973)
'El coloso en llamas' (1974)
'Buffalo Bill y los indios' (1976)
'Distrito apache: El Bronx' (1981)
'El color del dinero' (1986)
'Esperando a Mr. Bridge' (1990)
Vincenzo Manes, presidente de la fundación Dynamo Camp Limestre, con sede en Pistoia (Italia) confirmaba esta tarde le muerte del mítico actor, director y productor estadounidense. "Esta mañana he recibido un correo electrónico desde América en el que me han dicho que Paul Newman ya no está con nosotros", ha dicho Manes. Según ha podido saber EL PAÍS, el correo electrónico procedía de una persona próxima al actor que trabaja para la fundación Hole in the Wall, también dedicada a los niños enfermos.
El pasado agosto, el actor, afectado por un cáncer de pulmón, pidió a su familia que le llevara a casa para morir. Newman había recibido varios tratamientos de quimioterapia en el Hospital de Nueva york y ha pasado sus últimos días con su mujer, Joanne Woodward, y sus hijas.Según fuentes cercanas a la familia, el actor ha pasado sus últmas semanas poniendo en orden sus cosas. El actor tenía tres hijas con Woodward, con la que contrajo matrimonio en 1958, y dos más de un matrimonio anterior con Jackie Witte.
Newman dejó el cine en 2007, apenas unos meses antes de que se hiciera pública su enfermedad, con más de 60 películas en su carrera que le valieron un Oscar Honorífico en 1985. Un año después, recibiría el Oscar al Mejor Actor por su interpretación en El color del dinero.
Detective, gángster, buscavidas, general, vaquero, jugador de billar o de hockey sobre hielo, diseñador de rascacielos, científico, intrépido capitán de barco, asaltador de trenes y bancos, Buffalo Bill o Billy el Niño, Paul Newman recorrió todos los papeles posibles en sus 56 películas. En ese medio centenar de largometrajes cortejó y besó a las mujeres más deseadas de Hollywood, desde Liz Taylor a Sofía Loren, Eva Marie Saint o Elke Sommer, y trabajó a las órdenes de directores como Michael Curtiz, Otto Preminger, Alfred Hitchcock, John Huston, Robert Altman, Martín Scorsese o los hermanos Coen.
Su carrera ha estado plagada de premios entre los que figuran un Oscar Honorífico en 1985, otro al mejor actor por El color el dinero en 1986 y el Premio Humanitario Jean Hersholt, también de la Academia de Hollywood, en 1993 además de haber sido candidato a la preciada estatuilla en múltiples ocasiones.
Asimismo, entre otros galardones obtuvo cuatro Globos de Oro Mejor actor de reparto de serie en 2006; Premio Cecil B. DeMille en 1984; Mejor director por Rachel, Rachel en 1969 y Globo de Oro a la nueva estrella del año en 1957 por El cáliz de plata).
Por otra parte, el actor ha sido también muy conocido por su desbordante afición por las carreras de automóviles. De hecho, Newman participó profesionalmente en algunas de ellas, al tiempo que montó diversos negocios relacionados con la cocina y la alimentción con los que, en ocasiones, destinó parte de los beneficios a obras solidarias.
PERFIL: Paul Newman
La victoria de la derrota
GUILLERMO ALTARES 27/09/2008
Hay actores a los que recordaremos por sus personajes y hay actores a los que recordaremos por su persona, hay actores a los que echaremos de menos en la ficción y actores a los que echaremos de menos en la realidad. Paul Newman, una de las últimas leyendas de Hollywood que falleció el viernes a los 83 años, aunque la noticia se conoció hace unas horas, nos faltará en el cine y en los botes de salsa de tomate, en la vida pública estadounidense y en unas películas cada vez más descafeinadas. "Una botella de bourbon, sin vaso, sin hielo", exclamaba Eddie Felson en El Buscavidas (Robert Rossen, 1961) mientras se enfrentaba al Gordo de Minesota en una partida "con la que llevaba años soñando mientras estaba en la carretera". Felson fue uno de los muchos perdedores a los que Newman dio vida en la pantalla, tipos simpáticos y rotos, siempre dispuestos a tomar la decisión equivocada (¿acaso, al final, hay otra forma de acertar?) y, lo que es más importante, a conseguir que los espectadores le sigan hacia ninguna parte.
A FONDO
- Nacimiento:
- 26-01-1925
- Lugar:
- (Cleveland)
"No es tan duro como parece", dice Robert Redford en El golpe sobre el despiadado gangster al que pretenden desplumar. "Nosotros tampoco", replica Newman. "Si me diese el dinero que se gasta en que no le robemos, no le robaría", asegura otro de sus personajes más famosos, Butch Cassidy, en Dos hombres y un destino, el memorable western crepuscular de George Roy Hill en el que compartía también cartel con Redford. Fue candidato al Oscar en diez ocasiones y lo ganó en 1987 por El color del dinero, la continuación de El Buscavidas, dirigida por Martín Scorsese.
Recibió la estatuilla otras dos veces, pero ambas honoríficas: por el conjunto de su carrera y su trabajo solidario. Pero Newman era más grande que la Academia. Se formó en el Actor's Studio en una generación a la que también pertenecieron Marlon Brando y James Dean. Comenzó a trabajar en los años cincuenta y no paró hasta que el cáncer comenzó a ser más fuerte que su propia leyenda. Tiene muchas películas prescindibles (¿quién no las tendría después de haber rodado más de 60 filmes en medio siglo de carrera?), pero nos ha dejado un puñado de títulos y de personajes que permanecerán porque, sabemos, que al final siempre vence la derrota. Además de las citadas, será muy difícil que nos olvidemos de La gata sobre el tejado de zinc, El largo y cálido verano, El premio, Harper, investigador privado, Fort Apache, Ausencia de Malicia o Camino a la perdición.
Pero sólo por haber sido capaz de crear a Eddie Nelson en El buscavidas, por haber dado vida a ese impetuoso y autodestructivo jugador de billar, cuyo principal enemigo es él mismo, merece un lugar en nuestro imaginario colectivo, algo que sólo ocurre cuando el cine es tan auténtico como la realidad. Por eso, pero también nos acordaremos de él por sus infames salsas de tomate.
Newman declaró que una de las cosas de las que sentía más orgulloso en su vida (además de su matrimonio de 50 años con Joanne Wordward y de los coches de carreras) era que Nixon, el presidente del Watergate, le hubiese incluido en su lista por peligroso liberal. Donó cerca de 175 millones de dólares a todo tipo de causas solidarias con los beneficios que le producían sus salsas y tuvo el detalle de nunca callarse una opinión incómoda. Gracias.
Guillermo Altares es jefe de BABELIA, suplemento cultural de EL PAÍS.
Tan guapo, tan listo, tan cine... el mejor
Leo en este periódico que el irremplazable Apolo está seriamente enfermo. Lo ha contado su amigo y su socio. Lo desmiente el agente de una de las mayores empresas publicitarias del progresismo, de la belleza combinada con la inteligencia, de un tipo llamado Paul Newman. Y pienso que cada uno hace su trabajo, pero lamento que tu colega íntimo vaya de chota con los cuervos si tú no le has dado permiso para constatar la presencia del monstruo. Son cosas privadas. Tu enfermedad, tu decrepitud, tu adiós.
Paul Newman representó durante años el esplendor en la hierba
Nadie envejeció mejor que él; todo es veracidad, ritmo, seducción, aroma...
Me enseñan fotografías publicadas en The Independent en las que percibes el ensañamiento del ogro con el rostro del hombre más bello (me he vuelto cursi, pero no encuentro definición más precisa) que ha existido, de alguien que representó durante infinitos años el esplendor en la hierba, de unos ojos espectacularmente azules que estaban coordinados con la inteligencia, del hombre más guapo, más sexy, más complejo, más inteligente, más fiable, que ha llenado la apetencia y los sueños del personal femenino desde que la cámara se enamoró de su jeta, de sus armónicos movimientos, de una gestualidad hipnótica, de un fondo de credibilidad, de una forma de ser y de estar. Era escandalosamente guapo sin ser ofensivo para los tíos. Era listo, era ágil mentalmente, podía encarnar nuestras incertidumbres y nuestros miedos, podía encarnar la derrota existencial a pesar de ser apolíneo, era alguien cercano a pesar de su condición divina.
No habiendo disfrutado por desarreglos genéticos y vocacionales de la condición homosexual o bisexual, tan de moda ellas, confieso sentir el placer de la hermosura cuando veo y escucho en una pantalla a Cary Grant, a Brando, a Bogart, a Mitchum, a Nolte, a Connery. Y haciendo esfuerzos épicos incluso encuentro en el cine moderno a un chulazo sensible como Matt Dillon recogiendo esa herencia de machos. Pero, ante todos, flipo con la hermosura del Newman joven, admiro cómo consolida su talento cuando el físico amenaza con el deterioro, y cuando se hace definitivamente viejo posee el respeto, la admiración y el amor de las leyendas perdurables, del incontestable veredicto del jamás existió un actor tan guapo, tan magnético, tan deseable.
Siempre desconfié del Newman joven. Demasiado narcisismo, demasiada interiorización, demasiado tributo a ese invento fatuo, prestigioso y sobrevalorado (quería decir asqueroso, pero el maximalismo sin causa ya no queda bien a mis años) que se inventó el intocable Stanislasvki, esa cuna de impostores que podían disimular con adornos la falta de auténtico talento, de simulacros obsesionados con la expresión corporal, de tanto sentimiento vistoso y hueco.
Pero un tal Robert Rossen, un chivato de la caza de brujas, alguien simplemente eficiente que a raíz de su sentido de culpa, del pecado y la necesidad de explicarlo se inventa dos películas tan atormentadas como geniales llamadas El buscavidas y Lilith le ofrece que interprete a Eddie Felson, ese virtuoso del billar que no sabe beber, ese genio arrogante que tendrá que sufrir el templado e implacable machaqueo del Gordo de Minnesota, el suicidio de esa borracha coja que intenta convencerle de que un artista jamás es un perdedor, la necesidad de la redención para sobrevivir en el infierno. Y a partir de ese momento sublime, entre humo, resaca, tormento, peligro, desolación, Newman encarna la épica más dolorosa, la resistencia moral frente al capitalismo inteligente y depredador. Le recordaría durante toda mi vida aunque solo hubiera interpretado a esa piltrafa que aprende dignidad y desafía a su amo con un sobrecogedor: "Dime Bert: ¿Cómo puedo perder? Ya sé lo que es tener carácter".
Nadie ha envejecido mejor que Newman. A partir de los 40 años todo en él es veracidad, ritmo, matices, gracia, aroma, seducción, profundidad. Se despidió del cine con una interpretación memorable en Camino de Perdición, la de ese patriarca irlandés que tiene que salvar a Caín aunque ame a Abel. Qué grande es usted, señor Newman. La demostración de ese milagro de que el más guapo también puede ser el más listo.
Paul Newman quiere morir rodeado de los suyos
PATRICIA TUBELLA - Londres - 10/08/2008
La noticia de que a Paul Newman se le había detectado un cáncer de pulmón caía como una losa, el pasado enero, entre la legión de admiradores de este actor, director, productor y, ante todo, leyenda del cine. Medios próximos a la familia confirmaban este fin de semana que la salud del artista estadounidense no ha respondido al tratamiento de quimioterapia y que los médicos le han dado una esperanza de vida de semanas.
"Paul no quiere morir en la frialdad de un hospital", manifestaban las fuentes al diario británico
Daily Mail, al confirmar que una de las mayores estrellas del celuloide ha decidido pasar sus últimos días en el hogar que comparte con su esposa, la también inmensa actriz Joanne Woodward. Newman sólo permitió que su portavoz confirmara su enfermedad a raíz de la difusión de unas fotografías que mostraban un físico demacrado. Ingresó en un hospital de Nueva York y se dispone a abandonarlo con la misma discreción que ha marcado la singladura privada de un personaje que supo aunar belleza, talento e
REPORTAJE
Paul Newman se despide del cine
El gran galán de Hollywood declara que ya no es capaz de trabajar al nivel que quisiera
SANDRO POZZI - Nueva York - 27/05/2007
Paul Newman, el galán incombustible que supo adecuarse a los rigores del transcurrir del tiempo, reconoció ayer que la edad le pesa. Newman, de 82 años, anunció que abandona el cine para dedicarse a sus boyantes negocios.
El actor se dedicará a su restaurante y a la gestión de su próspero negocio de alimentos
Por mucho que su carrera como actor y director le haya convertido en una leyenda viviente del cine, nunca ha sido fácil encasillar a Paul Newman. Piloto de éxito en los circuitos profesionales de automovilismo, director de escudería, creador de un pequeño imperio de productos orgánicos, sus pasiones han sido tan satisfactorias como su trabajo en el cine, donde ha dado vida a personajes inolvidables.
Puede que no haya sido el mejor actor del mundo, pero sí uno de los más eficaces para cautivar al público. Su crédito casi nunca descendió, primero como el perfecto galán surgido del Actor's Studio y posteriormente como un actor que nunca cayó en excesos vanidosos. Esta sensatez le ha permitido superar las fronteras del tiempo. Donde otros eran devorados por la fama que alimenta Hollywood, Newman nunca cayó en los típicos excesos de ego. Fue precisamente cuando su rostro comenzó a perder luz, cuando hizo algunos de sus mejores trabajos, como El color del dinero, donde dio una lección al joven Tom Cruise, o Camino de perdición, una película sobrevalorada en la que Newman se elevó sobre el resto del reparto.
El actor dijo ayer, en una entrevista en la cadena ABC, que ya no es capaz de trabajar "al mismo nivel que quisiera", porque le cuesta mucho memorizar los guiones y eso le hace perder la confianza ante la cámara y la inventiva. "Ya basta", dijo Newman, al tiempo que afirmaba que el cine "es un capítulo que está prácticamente cerrado". Lo dijo cinco años después de su última aparición: Camino de perdición.
Paul Newman, nació en Shaker Heights (Ohio) el 26 de enero de 1925, hijo de padre de origen judeo-alemán y madre católica con raíces húngaras. Tras alistarse en el ejército en 1943, terminó sus estudios de Ciencias Económicas en el Kenyon College al regreso de la II Guerra Mundial. Sin embargo, su pasión era el teatro. Perfeccionó sus cualidades en la Escuela de Arte Dramático y en el Actor?s Studio, el centro de moda en los años cincuenta. Su primer contacto con el escenario se produjo con la compañía Woodstock Player?s, donde conoció a la que sería su primera mujer, Jacky Wyett. El matrimonio duró nueve años. Tras divorciarse se casó con la actriz Joanne Woodward.
William Inge fue el artífice de su debut artístico en Broadway, en la obra Picnic (1953). Un año después, llegaría su salto al cine, en El cáliz de plata, dirigida por Victor Saville. Aunque no fue hasta el estreno de Marcado por el odio (1956), de Robert Wise, cuando se produjo su consagración. La primera estatuilla de la Academia de Cine estadounidense le llegaría en 1985, como reconocimiento a su carrera. Un año después ganó el Oscar por El color del dinero y en 1994 recibiría el premio Jean Hersholt por su compromiso social y humanitario. Newman quiere centrarse en el negocio de productos orgánicos y su restaurante de Wesport (Connecticut), el Dressing Room. La compañía, conocida como Newman's Own, se fundó en 1982 y está especializa en condimentos para ensaladas. Sus beneficios se destinan a fines caritativos, hacia donde ha dirigido 200 millones de dólares.
Un actor de leyenda
Fotografía del actor Paul Newman fechada en el año 2001.
AFP - 27-09-2008
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